Por: Lara Ely | Tradução: Mariana Szájbély | 04 Setembro 2017
Un país devastado por el terremoto, por la indiferencia y, ahora por el cólera. Como si fuera poco, el minúsculo país caribeño se está aun recuperando de la violencia militar. Pasados siete años del movimiento sísmico que dejó 230 mil muertos, 300 mil heridos y 1,5 millones de desamparados, el resultado de la tragedia es un país en condiciones precarias de vida y un grave brote de cólera.
Para cumplir con el acuerdo establecido con la Organización de las Naciones Unidas – ONU, esta semana Brasil comenzó a retirar sus tropas enviadas para ayudar en la reconstrucción del país, dejando un escenario de violencia y miseria. La mayoría de los 950 cascos azules, como son llamados los soldados que actuaron allí, volvieron para casa. El resto retornará antes del 15 de octubre.
En este período, la permanencia del ejército brasilero, fue marcada por períodos de crisis, nuevas catástrofes (como el paso del huracán Matthew en octubre de 2016) y algunas tensiones sociales, lo que suscita visiones polémicas sobre el aporte de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización en Haití – Minustah.
La ida de las tropas brasileñas para Haití, que llegó a ser señalada como una acción de marketing de Itamaraty, tuvo un saldo negativo como resultado final. En toda la prensa internacional repercutieron casos de estupro, robos, asesinatos y detenciones ilegales de parte de las fuerzas armadas, denunciado por la ONG haitiana Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH).
En una entrevista concedida a la Agencia Carta Mayor, el investigador haitiano Franck Seguy resalta los intereses de Brasil en la misión militar, destacando la búsqueda de un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU y la profundización de los lazos comerciales. Desde su punto de vista, “Brasil desempeñó un papel sub-imperialista y colabora con Estados Unidos – que pasó a tercerizar la invasiones por intereses comerciales propios”, afirmó.
Miembro del partido Encuentro de los Socialistas para una Iniciativa Nacional Nueva, Guerchang Bastia también consideró la fuerza-tarea una ocupación marcada por el signo de la violencia. La entrevista fue concedida al diario brasileño Brasil de Fato. “Estupraron a las mujeres, a los hombres. Cometieron mucha violencia contra las personas en el país y también trajeron la epidemia de cólera. Fue un desastre muy grave hecho por la ONU”, relata Bastia.
Un reportaje publicado en el diario Folha de Sao Paulo llama la atención por la omisión de los datos divulgados por la asesoría de prensa de la operación sobre el armamento. Mediante la solicitud de información y la respuesta obtenida, el periódico obtuvo solamente los datos referentes al año 2016. De acuerdo con el reportaje, fueron usados 69 cartuchos de calibre 12 para entrenamiento, además de siete sprays de pimienta y dos granadas de sonido y luz. Sobre los años anteriores, el Ministerio no pasó las informaciones y alegó que, “debido al largo periodo de actuación, se hace necesario un levantamiento minucioso de todo el material utilizado”. Solamente el 6 de julio de 2005, mientras tanto, los cascos azules brasileños utilizaron más de 16.700 cartuchos en una mega operación contra el líder de la banda Emmanuel "Dread" Wilme, en la villa Cité Soleil, según el reportaje del Washington Post de la época, citando a la ONU como fuente de la información.
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El daño de las tropas brasileras en Haití - Instituto Humanitas Unisinos - IHU