26 Abril 2016
El economista y líder del Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil, Joao Pedro Stédile, aseguró que las fuerzas de izquierda no permitirán que se establezcan las intenciones de la derecha parlamentaria de sacar de la presidencia Dilma Rousseff para instaurar de nuevo el neoliberalismo en la nación.
La entrevista fue publicada en el sitio Resumen Latinoamericano, 21-04-2016.
La entrevista puede ser leída abajo.
¿Cuál será la reacción del pueblo brasileño y del Movimiento Sin Tierra en particular si se concreta la destitución de la presidenta Dilma Rousseff?
Primero estamos confiados de que es posible para el golpe en el proceso que ahora llegó al Senado y tendremos ahí entre diez y quince días para que el Senado se posicione. Nosotros creemos que el Gobierno tiene una representación mayor en el senado que en la Cámara, los mismos senadores son más viejos, más experimentados en la política y saben que un golpe parlamentario como se construyó en Honduras, en Paraguay eso llevaría al país a una crisis aún mayor.
Pero de consolidarse este golpe en el senado también nosotros no tenemos dudas como movimientos populares que estamos articulados en el Frente Brasil Popular de negar cualquier legitimidad a este gobierno Temer- Cuhna, es un gobierno ilegítimo que está manchado de pura corrupción, ahora ya aparece en público el costo financiero que eso tuvo para los empresarios que entraron con mucho dinero para lograr los votos de los diputados y además de negar legitimidad, no participar de ningún proceso, nosotros seguiremos en la calle para producir una presión de masas que lleve a la gente a concienciarse de lo que va a pasar.
De pronto ya el 29, el próximo viernes, en varias capitales habrá movilizaciones y el primero de mayo queremos que sea un gran acto de protesta y seguramente estamos haciendo varias articulaciones con las centrales sindicales que aquí son ocho, solo una apoya el golpe, y entre las siete que están con el pueblo estamos discutiendo la posibilidad de hacer un paro general antes de la votación del Senado para señalar a los empresarios que a pesar de su dinero y a pesar de su plan de imponer el regreso del neoliberalismo y la subordinación de nuestra economía a los intereses de las empresas gringas nosotros como pueblo somos los que producimos la riqueza y si entramos en un plan de huelga general, de paro general es la señal que decimos a ellos: ustedes pueden querer volver a ampliar sus ganancias y su explotación pero quien produce la riqueza de ese país en la industria y en la agricultura somos nosotros y nosotros no admitiremos que haya un golpe que rompa la democracia de nuestro país.
Ahora la derecha dice tanto en Brasil como en el resto del continente y del mundo que no es un golpe sino que es la aplicación de normas constitucionales que se están viendo digamos efectivamente aplicadas en el caso de la presidenta Dilma.
Claro, eso es una trampa porque lo mismo dijeron en Honduras, lo mismo dijeron en Paraguay. En la ley brasileña está prevista esa situación en que si un presidente o mandatario comete un crimen contra la patria y de responsabilidad o de corrupción el Parlamento puede penalizarlo y quitarlo del puesto, pero lo que pasa es que la presidenta Dilma no cometió ningún crimen, la acusación que le hicieron en el proceso instalado en el Parlamento es por un mecanismo de contabilidad pública que el Gobierno para cumplir con obligaciones sociales en salud, en educación, buscó otros fondos que estaban en los bancos públicos o en la previsión de otros renglones, pero esta manipulación contable no es crimen, es un artificio normal de cualquier Gobierno e incluso el mismo Michel Temer lo practicó en algún tiempo cuando estuvo en la presidencia de la República reemplazando a la presidenta y en los estados de Brasil hay 24 gobernadores, varios de la derecha, de centro, de izquierda, de todos los renglones ideológicos que también utilizan esa práctica contable.
Por tanto, no hay crimen y si hubiera entonces habría que sacar también a Temer y por eso nosotros decimos: no hay crimen, no se puede juzgar una persona que no cometió nada y si hubiera tendría que ser a los dos, al presidente y al vicepresidente. Pero al trasfondo no es un problema de quitar o no el presidente, aparte que es un verdadero golpe a la democracia, el problema es que nosotros vivimos una grave crisis económica y los capitalistas frente a esa crisis necesitan recomponer su tasa de ganancia volviendo a los patrones del neoliberalismo, o sea, quitar derechos de los trabajadores, entregar nuestras riquezas como el petróleo, la minería, el agua, la biodiversidad a las empresas transnacionales y mantener las tasas de interés muy elevadas y la presidenta Dilma era una traba a eso.
Temer ya anunció su programa de gobierno que es totalmente neoliberal y por eso desde los movimientos populares nosotros decimos que Temer es el Macri brasileño, con la diferencia que Macri tuvo votos y él no tuvo votos, peor aún el tipo es tan antipopular que en las encuestas de opinión públicas recientes 80 por ciento de la población no lo quiere y si el se lanzara a una propuesta de candidatura en los próximos meses, según esas encuestas, el tendría solo el uno por ciento de los votos de Brasil.
Esa es la situación, es un golpe contra la democracia.
¿Cómo es que la presidenta Dilma lo escogió como su vicepresidente?
Es de esas jugadas que nosotros como Movimiento Sin Tierra y como movimiento popular siempre criticamos. En realidad el Gobierno Lula en los dos mandatos y después Dilma ellos proponían una fórmula para nuestro país de concertación de clases como fue en Chile, una fórmula de conciliación de clases, entonces siempre propusieron que parte de los cargos se designarían a sectores de la burguesía brasileña.
Cuando estaba Lula funcionó porque su vicepresidente era un empresario nacionalista serio, honesto incluso del ramo de textil y dependía también del mercado interno y le convenía la distribución de renta porque así vendía más camisas, más pantalones pero ahora este señor Temer es un lumpen burgués. Él solo hace el rol de defender a la burguesía pero a rigor no es un burgués neto y por eso, por ser un lumpen es que ahora traicionó la confianza de la presidenta y cuando la presidenta en esa semana que pasó vino al público para denunciar la trama, la traición, la misma derecha entregó un proceso en el Supremo Tribunal Federal e impidió que la presidenta utilizara la cadena nacional de televisión para denunciar a este señor y todo el golpe que se estaba armando con esos más de cien parlamentarios corruptos que están enrolados como reos en procesos del Supremo Tribunal Federal y que no se sabe por qué hasta ahora el poder judicial no tuvo el coraje de acelerar esos procesos porque tenemos entendido que la mayoría de esos parlamentarios que votaron contra Dilma pueden inclusive ir a la cárcel de tantos millones que se robaron de los cofres públicos y por vía de las propinas de las empresas.
Usted además de líder campesino es economista ¿qué tanto influyó la crisis económica en la actual crisis política brasileña?
Es la base de todo, la crisis económica que estamos involucrados es la raíz que impidió seguir la conciliación de clases porque cuando estaba Lula, él hizo una conciliación que se basaba en tres pilares: primero hacer la economía crecer con base en la industria y lo logró, segundo recuperar el rol del estado para hacer inversiones productivas y utilizar parte de la plusvalía social en programas sociales como educación, salud, que pudiera recuperar las condiciones de vida de la población y el tercer pilar era un programa de distribución de renta por la valorización del sueldo mínimo. ¿Qué pasa? Que con la crisis internacional del capitalismo la economía brasileña como está en la periferia del capitalismo sufrió mucho y hace tres años que la economía no crece.
Hace 20 años la industria pesaba el 50 por ciento de nuestro PIB y ahora con la desindustrialización, con la concurrencia de las empresas chinas y gringas la industria nacional solo pesa un 9 por ciento sobre el producto nacional, entonces hay una crisis económica profunda que solo se puede resolver recuperando de nuevo el rol del estado, recuperando y controlando el capital financiero para que en vez de acumular la riqueza en la forma de capital financiero especulativo sobre control de los bancos, el estado se utilice de ese dinero para hacer inversiones productivas en la industria, en la agricultura y volcadas para el mercado interno. Con eso entonces la economía volvería a crecer, tendríamos un nuevo rol para la mano de obra, que hay ahora una tasa de desempleo cercana del 10 por ciento, y entonces se podría volver a tener programas sociales.
Entonces la crisis política que estamos viviendo es porque las élites quieren recuperar el estado y ponerlo bajo un nuevo modelo de neoliberalismo y eso la clase trabajadora no lo va a aceptar. Por eso es que decimos que la crisis es profunda y va a tardar muchos años salirnos de ella porque solo se sale de una crisis histórica de esa magnitud cuando las clases sociales, y no solo partidos, se ponen de acuerdo alrededor de un nuevo proyecto de país y con ese nuevo proyecto logren la hegemonía en la mayoría de la sociedad.
Y ahora, en este momento, no hay ningún proyecto en discusión en el país ni siquiera ninguna de las clases, ni la burguesía ni la pequeña burguesía ni la clase obrera tiene un proyecto claro de país y por eso estamos en esa confusión y por eso es que la burguesía tontamente, porque es una lumpen burguesía subordinada a los intereses gringos. Ella piensa que bastaría cambiar el presidente de la República como si en un paso de magia los problemas de la economía se resolvieran, pero no es así. Al contrario un cambio de presidente en Brasil va a profundizar las contradicciones de la desigualdad, se va a profundizar la crisis institucional y ojalá las masas vuelvan a la calle para con su fuerza política debatir un nuevo proyecto de país.
¿Se cierran las vías para buscar la Revolución en América Latina por caminos electorales?
Eso no es un problema que debemos resolverlo ahora, nosotros decimos que en Latinoamérica hay tres proyectos en disputa. Un primer proyecto es el neoliberalismo que es en realidad la recolonización de nuestros países a los intereses del imperialismo; un segundo proyecto es este del neodesarrollismo que intentó Argentina, Brasil, Uruguay, de cierta forma incluso Ecuador y que preveía una conciliación de clases para desarrollar el país y resolver parte de las males sociales y un tercer proyecto es lo que nosotros llamamos el proyecto ALBA, que es un sueño del Comandante Chávez que desde Venezuela construyó esa articulación con Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia ahora quizás El Salvador para construir un proyecto que fuera antineoliberal por tanto anticapital financiero, antimperialista por tanto contra las empresas transnacionales y para eso tendría que haber una integración continental no solo de la economía para haber una ayuda solidaria entre todos, sino una integración social, política, energética, de comunicación y cultural. Lo que pasa en este momento es grave porque los tres proyectos están en crisis como parte de la crisis del modo de producción capitalista mundial.
Está en crisis el proyecto neoliberal. Basta ver lo que ocurre en México que es una lástima, lo que ocurre en Chile que son digamos los dos ejemplos del neoliberalismo más clásico, incluso Colombia. Y el neodesarrollismo que tenemos aquí en Brasil que era el principal propagandista en una crisis tremenda y eso llevó a la victoria de la derecha en Argentina y estamos en crisis con el proyecto ALBA que también no depende de gobiernos ni de voluntades personales sino que los dictámenes del capitalismo internacional, la presión de baja del precio del petróleo y todas esas manipulaciones que hace el capital internacional llevó a digamos bloquear la posibilidad de avances del proyecto del ALBA.
Entonces más que discutir cuál va a ser la vía de aplicación de esos proyectos nosotros decimos que incluso para salir de los límites del neodesarrollismo que estamos en crisis aquí y para avanzar en el proyecto del ALBA, que es un proyecto más generoso, más solidario como si fuera el camino hacia el socialismo XXI como soñaba Chávez nosotros decimos que solo hay un camino que es la movilización de masas, la gente tiene que disputar el proyecto en la calle, y la masa tiene que tener formación política, o sea son las condiciones subjetivas que le den conciencia de lo que ocurre en nuestros países y tiene que tener capacidad organizativa e incluso lo decimos como autocrítica. Las formulas tradicionales de organización solo en los barrios, en el sindicato y en el partido son insuficientes para generarse grandes movimientos de masas en nuestros países que puedan alterar la correlación de fuerzas e impulsar nuestros países y Gobiernos hacia cambios estructurales de nuestra sociedad.
¿Sectores populares beneficiados por las políticas sociales de Lula y Dilma han sido cooptados por la derecha en Brasil?
No sería justo decir que fueron cooptados porque en ese proceso de movilización hay un sector de la pequeña burguesía que fue a la calle por el neoliberalismo defendiendo el golpe, pero ellos son el ocho por ciento de la población y nosotros de la izquierda fuimos a la calle e incluso en un número superior a la pequeña burguesía, pero fuimos todavía los militantes, los sectores organizados, las mediaciones entre las masas y los dirigentes. Las masas están calladas, quietas, asustadas pero no se movilizaron y ni tampoco fueron cooptadas por la derecha.
¿Pero por qué están así? ahí si nos cae una autocrítica, porque durante los ocho años del Gobierno, Lula casi no hizo nada para elevar el nivel de conciencia política y cultural de esas masas que mejoraron medidas, aumentaron sus sueldos pero no afectó sus cabezas, además el Gobierno no hizo nada, al contrario de lo que se hizo en Venezuela, Ecuador y Bolivia, acá no se hizo nada para romper el monopolio de la comunicación de la televisión, entonces, la O Globo todos los días pone basura en la cabeza de esos pobres y ellos se quedan atónicos asistiendo al juego político como si fuera una novela más.
¿Cual ha sido el papel de O Globo y demás cadenas de medio de comunicación en la creación de las condiciones para la actual crisis política en Brasil?
Como he comentado antes, la derecha y el poder económico en Brasil tiene como proyecto el neoliberalismo, pero ellos no tienen unidad porque ciertos sectores de la burguesía nacional no quieren el neoliberalismo porque dependen del mercado interno para vender carnes, camisas, calzados y estarían con el proyecto neodesarrollista, pero, al no tener una unidad de la burguesía el verdadero partido aquí en Brasil, el verdadero comité central ideológico como diría Granchi es la televisión O Globo, ellos son el núcleo ideológico que dirige la derecha y trata de coaptar ideológicamente a las masas o por lo menos ilusionarlas, y por eso decimos aca que el principal enemigo político de la clase trabajadora brasileña es la red de televisión O Globo porque además son los que están más subordinados y vinculados ideológicamente a los intereses de los Estados Unidos.
Entonces, pase lo que pase en los próximos meses, este país va a vivir cambios y entre los cambios que la gente va a reivindicar en la calle es una reforma política para sacar del Parlamento a ese montón de corruptos que solo roban dinero público en provecho personal y además una reforma de los medios de comunicación que rompa ese monopolio de la O Globo aquí en Brasil y que pueda democratizar la información para la gente, para que el pueblo pueda ser informado de lo que es verdad y de lo que es manipulación y por esa razón también quiero informar a todos los que nos escuchan que uno de las principales razones de las manifestaciones juveniles de los jóvenes en las últimas semanas ha sido hacer manifestaciones en las sedes la O Globo en todo el país y seguiremos haciendo esas manifestaciones para demostrar justamente a la gente quién es su enemigo, quién es la lengua del diablo como diría Chávez en este país.
¿Brasil concluirá el año 2016 con un presidente de izquierda o un presidente de derecha?
Buena pregunta, nadie sabe ni el papa Francisco de quienes somos amigos, ni Dios ni San Pedro, pero habrá cambios. Yo creo y esperamos que Dilma siga en el Gobierno como una presidenta, pero los movimientos populares ya conversaron con ella la semana que pasó. Yo personalmente tuve varias conversaciones y ella está convencida de superar ese golpe. Ella tendrá que organizar un nuevo ministerio bajo el control de Lula y entonces tendríamos políticamente en realidad el Gobierno de Lula tres.
Armar un nuevo ministerio que sobre todo dialogue con la sociedad que ponga en el ministerio personajes de la sociedad, personajes sabios, personas que son intelectuales reconocidos y sobre todo adoptar un programa de emergencia que trate de frenar la crisis económica, para amenizar los prejuicios de la crisis económica que afecta a la clase trabajadora que es el plan de Temer, jugar todo el problema de la crisis económica sobre la clase trabajadora, y si gana Temer tendremos un período de intensificación de la lucha de clase y estoy seguro que la sociedad brasileña por todo lo que él y sus parlamentarios representan él no llegaría al final del año 2016 y nosotros por todas las vías que se puedan lo sacaríamos de ahí o para tener nuevas elecciones o para que se elija otro presidente por la vía parlamentaria.
Usted que se inició en las luchas campesinas y políticas con mucha influencia católica de la teología de la liberación ¿Qué piensa de los diputados que votaron en nombre de Dios y sus familias contra la presidenta Dilma?
Como en toda Latinoamérica uno de los mecanismos de los gringos para influenciar en los partidos y en la sociedad en general, como diría Granchi, en la hegemonía de nuestra sociedad ellos han infiltrado esas sectas pentecostales que están ahí en los barrios incluso para ocupar un cierto espacio que en el período del papado de Juan Pablo II y del viejo Ratzinger la Iglesia católica se volvió más conservadora y se aisló de los sectores populares, entonces las iglesias pentecostales asumieron ese espacio y formaron sus partidos y eligieron sus diputados, entonces tenemos en Brasil como 60 o 70 diputados muy conservadores muy reaccionarios que hablan de Dios pero tendrán el infierno por delante porque están contra cualquier avance civilizatorio y usurpan el nombre de Dios cuando se manifiestan en el Parlamento como si solo ellos fueran hijos de Dios, pero con esos los aceptaremos en el infierno. El principal es que en la reforma política de Brasil y espero de otros países hay que hacer una separación clara entre la libertad religiosa. Uno puede pensar y tener la creencia que le dé la gana pero ahí en la Iglesia, no en los partidos.
Los partidos son para disputar proyectos en el Estado, son para disputar proyectos en el Gobierno. Siempre que se mezcla religión con Estado nunca termina bien esa novela y por eso ustedes pudieron haberse quedado sorprendidos con esas manifestaciones de votos de esos diputados pentecostales que recurrieron a Dios y muchos de ellos son reos como corruptos, porque incluso se escudan de las entidades de Iglesia y no pagan impuestos para recaudar propinas de las grandes empresas. Así roban doblemente al recaudar dinero y segundo al no pagar impuestos sobre esa recaudación, entonces es parte de nuestros problemas, pero esperamos que en el futuro se pueda haber esa separación, tener un Estado laico y a la vez los partidos desvinculados de las sectas religiosas.
Terminemos João Pedro con un mensaje suyo para los pueblos de América Latina. Particularmente ¿qué les dice?
Los tiempos son difíciles pero no debemos desanimarnos ni ser pesimistas como nos ayudaron los grandes pensadores de Latinoamérica. Tenemos que ser pesimistas en el análisis de la realidad pero optimistas con el futuro. Es cierto que nuestro continente como en todo está en crisis pero no es culpa de un mandantario, de un Gobierno o de un partido.
La culpa es del capitalismo, la forma capitalista de organizar la producción y la vida en sociedad es que está en crisis todo el mundo y como nosotros Latinoamérica somos periferia del capitalismo mundial, los capitalistas vienen a nuestro continente con una ganancia aún mayor para dominar nuestras riquezas naturales, para dominar nuestro mercado para aumentar la explotación de nuestra mano de obra, entonces son tiempos difíciles que tenemos que enfrentar la ganancia del imperio pero eso trae contradicciones.
Son tiempos de poner más energía para concienciar a la gente, organizar la gente que en los años venideros tendremos un nuevo movimiento de reascenso del movimiento de masas en todo nuestro continente y de ese movimiento de reascenso de masas surgirán nuevos proyectos de liberación, nuevos liderazgos y seguramente veremos el sueño de Chávez empezar a realizarse que fue también el sueño de Martí, del Che, de tantos próceres de nuestro continente que tengamos un proyecto que pueda unificar todos los sueños de Latinoamérica. Un gran abrazo y que la esperanza no nos falte porque todos los días tenemos que luchar, pero quien lucha siempre vence, un gran abrazo a todos.
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Brasil: “El error de Dilma y Lula fue proponer una fórmula de conciliación de clases” (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU