08 Novembro 2017
"Con esta maniobra, Rafael Correa se ve obligado a abandonar Bélgica y volver al país, dado que sus adversarios tienen – hoy por hoy - el control del Estado. Participar de la Convención Nacional de Alianza PAIS tiene muchos riesgos pero quizá signifique una de las últimas oportunidades para seguir vigente en el imaginario colectivo", escribe Eloy Osvaldo Proaño, Analista, docente y investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico, en artículo publicado por ALAI, 06-11-2017.
La sorpresa y el malestar cunde en la militancia del movimiento Alianza PAIS y Ecuador vive en vilo la disputa política dentro de la Revolución Ciudadana que impulsara el expresidente Rafael Correa. La decisión de la directiva nacional de retirarle el cargo de presidente nacional del partido al mandatario Lenín Moreno acrecentó el desconcierto, sobre todo luego que el excanciller Ricardo Patiño, designado la noche del martes como presidente nacional de la alianza, dejó entrever un eventual retorno de Correa para reestructurar a su medida la organización política.
Pero un Tribunal de Garantías Penales dejó sin efecto la decisión de la Dirección Nacional de Alianza PAIS de separar a Moreno de la presidencia del movimiento y dispuso que el Consejo Nacional Electoral no inscriba ninguna designación del movimiento por no haberse cumplido la normativa correspondiente, según informó la Secretaría de Comunicación. La resolución judicial se dio ante un pedido de medida cautelar presentada por Moreno, argumentando una violación de los derechos constitucionales y faltas procesales internas.
Moreno integra el ADN histórico de AP y lucha por su estadía allí. Pero también existen razones pragmáticas para quedarse en y con AP. Si la consulta se materializa, el Ejecutivo requiere de una estructura partidista para promover el Sí. En el supuesto de que pierda el control de AP, Moreno tendría que mirar hacia otras latitudes y quizá eso es lo que buscan los correistas para “demostrar” que el Presidente se entregó de pies y manos a la derecha.
Quien controla la Presidencia del movimiento, lo administra. Por eso, Correa, Patiño y Rivadeneira no pueden permitir que AP haga campaña por el Sí; lo que llevaría a la desafiliación de Correa y sus seguidores. Y entonces, ¿desde dónde promoverían el No, cómo enfrentarían las elecciones seccionales de 2019 y las generales de 2021?
En medio de esta guerra al interno de AP, Correa amenazó – a través de las redes sociales - con participar de la Convención Nacional de la alianza (vive en Bélgica con su familia), a finales de este mes, para dar la disputa. “¿Quieren Convención? ¡Perfecto! Ahí estaremos, y veremos cuántos de los que han permitido tanta infamia, persecuciones, oscuros pactos con lo peor de la partidocracia, en nombre de la ‘gobernabilidad’, me pueden mirar a los ojos.
La directiva nacional de PAIS, integrada por dos personas de confianza de Correa como lo son el excanciller Ricardo Patiño y la expresidente de la Asamblea nacional Gabriela Rivadeneira, preparan un documento que entregarían la semana próxima al Consejo Nacional Electoral (CNE).
La postura de correismo en la consulta popular promocionada por Moreno es el No a tres preguntas: la derogación de la Ley de Plusvalía, la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana y la que impediría la postulación indefinida, en el caso específico de Correa a un nuevo mandato, las que considera transformaciones logradas en el país durante la llamada “década ganada”.
La decisión que tomó la directiva de Alianza PAIS, de retirarle al mandatario Lenín Moreno el cargo de presidente del movimiento, provocó que no solo el gabinete ministerial desconociera la resolución, sino que dirigentes de un centenar de organizaciones sociales también se mostraron contrarios a la acción y hasta anunciaron movilizaciones en distintas provincias para demostrar en las calles el apoyo al actual Jefe de Estado.
María Fernanda Espinosa, ministra de Relaciones Exteriores, manifestó que “La actuación de ciertos dirigentes ha sido producto de la desesperación porque es violatoria de los estatutos de Alianza PAIS, de todos los principios y procedimientos”.
Rodrigo Collahuazo, dirigente de la Coordinadora de Movimientos Sociales, calificó como ilegal la acción de separar a Moreno de la presidencia de la organización y señaló que se ha actuado igual que en tiempos de la partidocracia. Daniel Cañola, presidente de la Asociación de Negros del Ecuador (Asone), informó que no descartan convocar a las bases de los colectivos para que se tomen simbólicamente las sedes de PAIS en las diferentes provincias, como una forma de protesta a las maniobras correistas.
“Es el viejo caudillismo que no logra construir herencia y quiere hacer creer que la solución no es el pueblo o el colectivo del partido, sino un hombre. No puede ser que la discusión sea sobre el pasado y no por el futuro. Se intenta resquebrajar la institucionalidad: eso es muy peligroso y solo puede favorecer al fascismo agazapado”, señaló el sociólogo Salvador Moscoso.
Desde el correismo se denuncia que la Contraloría ecuatoriana comenzó a investigar a quienes han decidido cuestionar la consulta propuesta por Moreno, y sobre todo la pregunta de la reelección. Y en el camino quedó el exvicepresidente Jorge Glas (hombre de confianza de Correa), en prisión por corrupción.
Rafael Correa ha lanzado una gran campaña internacional, operada por sus asesores españoles, utilizando a medios latinoamericanos y europeos para afianzar su posición, presentándolo como el presidente que ha transformado la historia contemporánea de su país, capaz –además- de lograr el realineamiento de un sector de organizaciones sociales y políticas del continente que valoran su liderazgo regional. La misma campaña que insiste en que debe otorgársele el Nobel y que lo muestra como “heredero” de Raúl Prebisch en el pensamiento económico latinoamericano.
Los videos que recorren las redes sociales recuerdan que en 2007 Correa alababa y felicitaba a “la mayor empresa constructora del Ecuador”, la brasileña Odebrecht. “Sabemos que los mayores nivel de corrupción existen en la contratación pública, sabemos que ya está establecido el 25% en comisiones”, reconocía (aquí).
Sebastián Vallejo, señaló en el diario oficial El Telégrafo que “En este punto ninguna declaración que venga de algún miembro de Alianza PAIS, actual o pasado o el limbo en el que se encuentra la mayoría de su directiva, debería ser tomada como un acto de congruencia ideológica, sino como un acto de cálculo político, puro y duro. Diez años de “manos limpias y corazones ardientes” se vienen derrumbando con una facilidad tan peculiar, y con una mediatización tan visceral, que casi se ha vuelto parte del entretenimiento nacional ver cuál es el siguiente giro narrativo en este novela política”.
Sería entretenido si no representara el estado de la clase política actual; si los protagonistas, por encima de sus preocupaciones burocráticas y cívicas, no estuvieran complotando, calculando, declarando, ironizando, y atacando. Los espacios de conflictos están marcados: posiciones sobre la recuperación democrática (o no) a través de la consulta, persecuciones políticas (o no) contra el Vicepresidente, el estado de la economía gracias (o como consecuencia) del gobierno anterior, el estado de las obras, etc.
Muchos de los leales a Correa caen en los mismos defectos del exmandatario, señala Vallejo: una completa incapacidad de autocrítica, un retorno a la vieja partidocracia y la defensa de un modelo que se embarró en sus propias redes de corrupción, ineficiencia, centralismo y verticalidad. Correistas y morenistas (decir leninistas podría entorpecer un análisis) evocan el espíritu revolucionario, olvidando el espíritu de la autocrítica
Los “leninistas”, por su parte, se han tomado el papel de jueces desde donde emana una agresividad que no les permite ver su rabo de paja: haber sido parte de ese proceso y de ese modelo, sin haberlo criticado jamás. Muchas de sus afirmaciones son tan generales y descalificadoras que se chocan contra los matices de la realidad.
Con esta maniobra, Rafael Correa se ve obligado a abandonar Bélgica y volver al país, dado que sus adversarios tienen – hoy por hoy - el control del Estado. Participar de la Convención Nacional de Alianza PAIS tiene muchos riesgos pero quizá signifique una de las últimas oportunidades para seguir vigente en el imaginario colectivo.
Y, quizá, como le sugirieron algunos de sus seguidores más cercanos, piense que es hora de lanzar otra Asamblea Constituyente, aun cuando los tiempos que viven Ecuador y Sudamérica no son los mismos que hace una década.
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Ecuador: La disputa interna de Alianza País, a ritmo de telenovela seriada - Instituto Humanitas Unisinos - IHU