04 Setembro 2017
Mientras el Gobierno y los católicos se preparan para recibir al Pontífice, la oposición lo tilda de comunista. Rafael Croda. Corresponsal en Bogotá. José Galat, abogado católico ultraconservador que prefiere las misas en latín, es uno de los pocos seguidores del expresidente Álvaro Uribe que se atreve a decir en público, dando la cara y sin medias tintas, lo que piensa del papa Francisco: que “es un hereje” y que sus enseñanzas son “contrarias a la palabra de Dios”. Aunque miles de uribistas más insultan y descalifican al Papa - lo llaman “comunista”, “falso profeta” y “protector de maricas y terroristas” -, ellos lo hacen, la mayoría, desde la masividad sin rostro de las redes sociales o escudados en falsos perfiles de Twitter y Facebook.
El reportaje es publicado por El Telegrafo, 02-09-2017.
Otros más, como el presidente honorario del uribista partido Centro Democrático, Fernando Londoño, hacen preguntas que dejan ver las prevenciones de ese sector político con la visita que hará el papa Francisco a Colombia entre el 6 y 10 de septiembre. “¿A qué viene el Papa - preguntó Londoño esta semana en su programa radial -, a hacer de pastor o a darle un espaldarazo a los acuerdos de Juan Manuel Santos (presidente colombiano) con una guerrilla (FARC) marxista-leninista y anticatólica?”. Lo cierto es que el Centro Democrático, partido que promovió el No a los acuerdos de paz con las FARC en el plebiscito de octubre pasado, y que hizo ganar esa opción en las urnas con el 50,21% de los votos, observa al papa Francisco como un adversario de su agenda política, que se basa en el rechazo total a lo negociado con la ahora exguerrilla de las FARC. Los uribistas no olvidan que, unos días antes del plebiscito, el líder de la Iglesia católica prometió viajar a Colombia cuando el acuerdo “sea blindado por el plebiscito y sea reconocido internacionalmente”. Cuando eso ocurra, señaló el Papa en un mensaje, “yo estaré en Colombia para enseñar la paz”.
Desde entonces, el jefe del Estado vaticano no goza del afecto de los uribistas. Tampoco de amplios sectores de cristianos y evangélicos, cuyos pastores, mayoritariamente, hicieron alianza con el expresidente Uribe para rechazar en las urnas los acuerdos de paz. A unos y otros los unió una falsedad: que los acuerdos con las FARC incorporaban la ‘ideología de género’, un término acuñado por los teólogos más conservadores del catolicismo para definir la cada vez más aceptada idea de que la identidad sexual de las personas se basa en diferencias biológicas, pero también en nociones que se construyen día a día en la interacción social.
Podría decirse que uribistas y miles de cristianos acabaron unidos contra los acuerdos de paz por su intolerancia a la diversidad sexual. Pero aunque ellos lograron que en el plebiscito del 2 de octubre pasado la mayoría de votantes dijera No a lo negociado durante casi 5 años con las FARC, el acuerdo fue modificado y, en noviembre, lo refrendó el Congreso, con lo cual está en plena vigencia. Respaldo a la paz De hecho, cuando el papa Francisco llegue a Colombia, el miércoles 6 de septiembre, las FARC ya no serán una guerrilla, sino un partido político legal que defenderá sus ideas con los votos y no con las armas. Además, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la guerrilla colombiana que aún protagoniza un conflicto armado con el Estado, está en negociaciones con representantes del gobierno del presidente Juan Manuel Santos en Quito, Ecuador. Tanto las FARC como el ELN han saludado la visita del Pontífice a Colombia y han manifestado su deseo de que contribuya a la paz y a la reconciliación nacional. Pero el uribismo considera que la presencia de Francisco en el país será un espaldarazo al acuerdo de paz con las FARC y personajes como José Galat, quien es presidente de la Universidad Gran Colombia y propietario del canal religioso Teleamiga, se han encargado de fustigar al líder católico y de criticar “los altos costos de la visita”. El secretario general de la Conferencia Episcopal Colombiana (CEC), Elkin Álvarez, reaccionó indignado y dijo que ni siquiera hay necesidad de excomulgar a Galat, pues sus declaraciones lo ponen por fuera de la Iglesia católica. Pero a Galat no le importó el veredicto de la CEC y siguió fustigando al Papa, igual que los uribistas que promueven en las redes sociales una campaña contra la visita con el argumento de que los gastos que generará - el Gobierno aportará unos $ 9,5 millones - podrían invertirse en educación y salud. El expresidente conservador Andrés Pastrana, nuevo aliado de Uribe, dijo, por su parte, que “la intención del Gobierno es politizar la visita del Pontífice” y por eso destina esos recursos a la seguridad, logística, adecuación de escenarios y desplazamientos del líder católico, quien estará en Bogotá, Medellín, Villavicencio y Cartagena en los 5 días. El ministro del Interior, Guillermo Rivera, considera que la que politiza la visita del Papa es la oposición, que siempre busca argumentos para descalificar al Gobierno. De acuerdo con el ministro, la llegada de Francisco es la reafirmación de la solidaridad que ha tenido la comunidad internacional y la Iglesia católica con el proceso de paz con las FARC. Pero Colombia es un país polarizado en torno a los partidarios y opositores de los acuerdos de paz con esa exguerrilla ya convertida en partido político. El uribismo, sin duda, ha tenido éxito en hacer creer a un segmento importante de colombianos que lo negociado con las FARC es un ‘pacto de impunidad’, a pesar de que el acuerdo incluye un complejo sistema de justicia y de reparación a las víctimas del conflicto.
Para el cardenal primado de Colombia, Rubén Salazar: “La visita de Francisco será sencillamente para que su presencia y su palabra nos ayuden a encontrar la paz, una paz entendida no como algo que se logra en un acuerdo, sino que se construye todos los días con solidaridad, justicia e igualdad”. “La paz - dijo el cardenal a El Telégrafo - es un bien supremo que requiere del esfuerzo de todos, y Colombia está en un momento decisivo para construir esa paz. Y el Papa va a hablar de la paz. No creo que se refiera al acuerdo con las FARC, aunque él se alegró de que Colombia alcanzara ese acuerdo que puso fin a una etapa de violencia y que es un paso importantísimo para alcanzar esa paz”. “Pero el Papa - agregó - viene a darnos el mensaje de lo que queda por hacer y a darnos esperanza de que podemos construir una gran nación en paz”. El doctor en ciencia política y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Juan Gabriel Gómez Albarello, considera que la visita del papa Francisco tendrá una indudable dimensión política, “a pesar de que la Iglesia católica quisiera que fuera más pastoral por la cantidad de fieles que ha perdido en los últimos años”. Según un estudio realizado en junio pasado por el Centro Nacional de Consultoría, el 72% de los colombianos se declara católico y 15 de cada 100 son cristianos, evangélicos o protestantes. Hace dos décadas, el porcentaje de católicos era de 90%. Gómez Albarello afirmó que el papa Francisco “está comprometido con la paz de Colombia y con promover la reconciliación, pero esto es algo que no creo que pueda capitalizar políticamente el Gobierno (del presidente Santos, quien tiene una popularidad menor a 30%) por la debilidad que viene arrastrando”. En cambio, dijo, la visita de Francisco puede afectar al Centro Democrático del expresidente Uribe, “si este sector ultraderechista no sabe manejar su evidente oposición al mensaje de reconciliación que traerá”.
El papa Francisco llegará a Colombia el miércoles 6 de septiembre y dará su mensaje de paz el jueves 7, cuando tendrá su primer día de actividades. Ese día se reunirá con el presidente Juan Manuel Santos, visitará la catedral primada de Colombia y, por la tarde, celebrará una eucaristía en el Parque Simón Bolívar de Bogotá, donde se congregarán 500.000 jóvenes. “El Papa está interesado en impulsar a los jóvenes a que sean la fuerza que saque adelante este país en esta etapa de paz en que ya desapareció el conflicto con las FARC”, explica el cardenal primado de Colombia, Rubén Salazar. El mismo jueves, Francisco se entrevistará con 45 obispos de todos los países latinoamericanos, entre ellos los cardenales venezolanos Baltazar Porras y Jorge Urosa. Y el viernes 8 de septiembre, en la suroriental ciudad de Villavicencio, el Pontífice dará el gran mensaje por la paz colombiana en un encuentro con miles de personas en el parque Las Malocas, donde estarán decenas de víctimas del conflicto armado interno. Allí, el líder de la Iglesia católica presidirá una oración por la reconciliación nacional. De acuerdo con el cardenal Salazar, esa será una oración importante para que Colombia inicie “un proceso claro y de reconciliación”. Y añadió: “El Papa viene a blindar la paz de Colombia”. El sábado 9 de septiembre, Francisco estará en Medellín en una eucaristía y en un encuentro con sacerdotes y religiosas de diferentes órdenes. Y el domingo 10, en Cartagena, se reunirá con personas sin casa y dará un mensaje sobre la solidaridad con los pobres. Ese día regresará al Vaticano desde esa ciudad del Caribe colombiano.
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Colombia y el viaje del Francisco. El uribismo lanzó una campaña de rechazo a la visita del Papa - Instituto Humanitas Unisinos - IHU