27 Outubro 2016
"Estoy en grado de soportar este tiempo presente, lo entiendo aunque sea un poco. Si sobrevivo a este tiempo y si a continuación, digo: la vida es bella y llena de sentido, incluso será necesario creerme. Si todo este dolor no amplía nuestros horizontes y no nos hace más humanos, liberándonos de mezquindad y las cosas superfluas de esta vida, ha sido inútil", escribe Eduardo de la Serna, profesor de Teología en el Instituto Superior de Estudios Teológicos de Buenos Aires y en el Instituto de Formación Teológica de la diócesis de Quilmes.
Vea el artículo abajo.
Hace unos años fue muy comentada la película de Roberto Begnini, “La vida es bella” (1997, que ganó un Oscar a la mejor película extranjera en 1998). No quiero comentar la calidad cinematográfica de la misma (para mí muy insatisfactoria; pero entiendo la gran sensibilidad que Hollywood manifiesta por el tema de la Shoah, como ocurrió con El hijo de Saúl, película húngara que fue Oscar en 2015, para mí también muy pobre). La película se ambienta en el final de la 2da Guerra en una comunidad italiana; allí un padre trata de preparar a su hijo para lo que viene y le cuenta que todo se trata de un juego al que invita al niño a participar. Cuando se acercan las tropas lo esconde, siempre diciéndole que es un juego y no debe ser encontrado. Es sintomática la escena en la que el ejército lleva detenido al papá, a su destino final, y este simula marchar jugando para que el hijo – que lo observa en su escondrijo – siga jugando cómplice y sonriendo. En lo que quisiera detenerme aquí (y para mí es un tema importante en mi mirada crítica de la película) es que el papá no enseñó a su hijo a vivir la realidad, la cruel verdad que le tocaba enfrentar. El hijo vivió una ficción. Y a ese juego el director llama “la vida bella”.
Por el contrario, la judía holandesa Etty Hillesum vivió en carne propia el horror. Lo atestigua en su diario. En él, con muchísima frecuencia, Etty insiste en que “la vida es bella” o ideas semejantes (3 oct 41; o “vale la pena vivir”, 5 oct 41 cf. 22 oct 41; “la vida es muy buena”, 8 dic 41; “la vida es grande, buena, fascinante y eterna”, 12 dic 41; “la vida es tan grande y tan fuerte como el amor (Dostoievski)”, 12 dic 41; 15 dic 41: 25 feb 42; 3 mar 42; 6-7 mar 42 “bella y buena”; “muy buena” 12 mar 42; “rica y llena de amor” 17 mar 42; “maravillosa” 27 mar 42; 28 mar 42, “bella y rica” 28 mar 42; “una magnifica e irresistible aventura” 26 jun 42; “bella” 26 jun 42; “bella, que vale la pena vivirla y está llena de sentido” 2 jul 42; “bella y llena de sentido” 4 jul 42; 24 jul 42; 25 sep 42). Para Etty la vida es bella de una manera totalmente diferente, contrapuesta a la de Begnini, me parece.
Mi amor a la vida es tan grande y tan fuerte y tranquilo y me hace tan agradecida que me abstendré de ponerlo en palabras de nuevo. ¡Es tan perfecta y la felicidad tan completa en mí, oh Dios! (17 sep 42)
Minuto a minuto los deseos, las necesidades y los lazos están separados de mí, estoy lista para cualquier cosa, en cualquier lugar en esta tierra donde Dios me enviara, estoy lista en cualquier situación y en la muerte a testimoniar que esta vida es bella y llena de sentido y no es culpa de Dios, sino nuestra, si las cosas son como son ahora. Hemos recibido en nosotros todas las oportunidades de desarrollar nuestros talentos, vamos a tener que aprender a hacer un buen uso de estas nuestras posibilidades. (7 julio 42)
Estoy en grado de soportar este tiempo presente, lo entiendo aunque sea un poco. Si sobrevivo a este tiempo y si a continuación, digo: la vida es bella y llena de sentido, incluso será necesario creerme. Si todo este dolor no amplía nuestros horizontes y no nos hace más humanos, liberándonos de mezquindad y las cosas superfluas de esta vida, ha sido inútil. (24 de julio 42)
No quiero llegar a ser una cronista de los horrores. O de sensaciones. Esta mañana le dije a Jopie, "Todavía todo se reduce a lo mismo: la vida es bella Y yo creo en Dios y yo querría estar allí justo en el meollo de lo que la gente llama 'terror' y seguir siendo capaz de decir: la vida es bella" (8 octubre 42)
Se me ocurren algunas cosas a todo esto: Etty es honesta con lo real, y no le escapa ni un ápice a mirar a la cara a la barbarie. El horror no se lo han contado, lo experimenta en carne propia y en la carne amiga. No es en la evasión que ella ve bella la vida. Ella sabe que la situación no tiene salida, sabe que nadie los ayudará (ni ‘americanos’ [sic], ni rusos vendrán…, 23 jul 42), sabe que el aparato nazi es poderoso, pero la vida es bella aunque los humanos hayamos hecho “esto”. Otro mundo es posible, otro según Dios, pero que depende de nosotros. Es en esa vida según Dios en la que Etty se goza.
¿Cómo es posible decir que la vida es bella entre tanto horror?, nos preguntamos. Por un lado, con hondura, señala que “occidente no entiende el arte del sufrimiento” (2 jul 42). Quizás esto lo comprenden mucho mejor los pobres. Gustavo Gutiérrez cuenta que una vez le preguntó a un campesino cómo podía ser feliz con tanto sufrimiento, y el pobre le respondió “padre, lo contrario de la alegría es la tristeza, no el sufrimiento. ¡Podemos sufrir y ser felices!”
Pero para poder decir esto, Etty no fingió ni jugó con el horror, sino que lo miró a los ojos pero supo mirar más allá, supo mirar con la mirada de Dios. Y supo que debía ser manos de Dios en el campo de concentración de Westerbork, su antesala a Auschwitz, y dedicarse incansablemente a aliviar sufrimientos, dedicarse a amar.
Muy distinta la belleza: la del escape de la realidad a la de mirarla a los ojos y no dejarse abatir por haber aprendido a mirar con los ojos de Dios. Dos modos de enfrentar la vida, la realidad y el dolor – propio y de los otros –: la evasión simpática, e irreal por un lado, y la que buscas que “el dolor no me sea indiferente” y ver la vida según Dios como un compromiso con los hermanos que sufren, y encontrar allí la belleza de un mundo posible, ese al que Jesús llamó “reino de Dios”.
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“La vida es bella” - Instituto Humanitas Unisinos - IHU