13 Junho 2016
"En las décadas que finalizan el siglo XX e inauguran el siglo XXI, el país pasó de una democracia liberal paternalista a un estado de extracción de los recursos humanos, de la fuerza laboral barata y desprotegida", escribe Galel Cárdenas, poeta, narrador y ensayista hondureño.
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En mi época de niño, era aficionado al cine mexicano porque no existían otras opciones fílmicas en el país, entonces conocí a Santo, el Enmascarado de Plata, a Blue Demon, al Huracán Ramírez y otros luchadores que se enfrentaban en el ring, apostando la máscara como trofeo de victoria. Después conocí al Llanero Solitario y Kemo Sabay, del cine norteamericano. Y así fui saltando de época en época hasta llegar a la nuestra.
Hoy han pasado décadas tras décadas del sin fin de la realidad política hondureña, en donde la malicia, la trampa, la mentira, la manipulación, el descaro, la corrupción, el asesinato, el robo y la explotación siguen siendo las máscaras de la columna vertebral de conducta de la élite que gobierna el país desde tiempos que se pierden en la lejanía como torbellinos históricos que poseen al menos medio milenio de existencia.
Las máscaras han sido siempre un sinónimo de clandestinidad, de ocultamiento, de asunción de otro yo. El teatro griego era caracterizado por máscaras de los actores que para representar a la mujer usaban la máscara correspondiente, o al menos para cambiar de identidad ficticia en los escenarios de aquellos magníficos teatros que aún hoy, parece no haber sido superados, pues, si se fija uno bien, eran masivos al aire libre, como los estadios actuales, y estaban destinados a masas de ciudadanos comunes y corrientes, prueba de ello es el teatro greco romano de Palmira que fue recuperado por el ejército Sirio que combate al Daesh y toda su parafernalia de terror financiado por el imperio norteamericano y su claque europea.
Pues bien, la UNAH es protagonista en los últimos años de una lucha política e ideológica de cierta y sospechosa intensidad de represión.
Sometida a las políticas de las universidades neoliberales dictadas por los organismos imperiales del empréstito y la inversión extractivista, la UNAH sin autonomía ni paridad estudiantil, autocrática, verticalista y antidemocrática, pasa por una crisis deshumanizante, donde los miembros de la comunidad universitaria son sometidos a medidas al terror laboral, académico y estudiantil.
En las décadas que finalizan el siglo XX e inauguran el siglo XXI, el país pasó de una democracia liberal paternalista a un estado de extracción de los recursos humanos, de la fuerza laboral barata y desprotegida, a la aniquilación de los contratos colectivos y del bienestar social, a la tercerización estatal, y de un estado de sensibilidad social a las zonas de desarrollo industrial a costa de la soberanía nacional supeditada a la transnacionalización de las inversiones privadas, y finalmente al desmontaje de la educación liberal protectora del ser humano menos desarrollado.
La UNAH acompañó con su dirigencia administrativa este modelo zapador del viejo humanismo social, implementando el modelo neoliberal de los organismos financieros mundiales de la educación superior.
Y así, entonces, la dirigencia obrera interna de la UNAH fue desmantelada, perseguida y asesinada, la dirigencia docente sometida y la dirigencia estudiantil perseguida y ultimada.
Los estudiantes entendieron, después de haber sido vigilados y desaparecidos algunos, que no podían luchar con los rostros destapados como todo ciudadano común. La UNAH y su dirección jerárquica, pronto, desde el año 2009, asumieron los mismos comportamientos tiránicos del gobierno nacionalista entronizado con fraude, represión y violencia de Estado.
Los estudiantes rebeldes fueron criminalizados, encarcelados, vigilados y desaparecidos. Comprendieron que corrían peligro sus vidas mientras luchaban a destajo contra las medidas educativas de disminución de ciertas conquistas alcanzadas en aquel modelo liberal de protección social.
Claro que si no cubren sus caras prontamente tendrán sobre su cuello la violencia demencial de la policía y su política de seguridad nacional. Y serán encontrados muertos, embolsados, como cualquier delincuente que ha sufrido la limpieza cirujana. Y por ello, no tienen otra alternativa que enmascararse.
Y como decía el comandante Marcos de México, al menos yo cubro mi rostro de manera física, pero, la élite represora nacional ha mostrado su máscara de falsedad democrática, humanista y pluralista.
En la UNAH, las autoridades se han colocado la máscara de la modernidad, la renovación física, las normas académicas innovadoras, y una sorna de aplastante autocratismo.
La lucha estudiantil contra las políticas represivas de las autoridades universitarias sigue en pie, más intensas y más populares.
La dictadura universitaria se enfrenta con la nueva generación de jóvenes estudiosos que proponen democratizar la casa de estudios del pueblo hondureño que los admira, respeta y apoya.
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Las máscaras: Estudiantes versus autoridades Universitarias (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU