Por: Lara Ely | Tradução: Juan Hermida | 18 Outubro 2017
En los últimos tres años, creció de nueve para más de dos mil el número de venezolanos que pidió el visto de refugiado en Brasil, según datos de la Policía Federal. Ellos migran para acá entrando por la frontera con el estado de Roraima y adentran al país por la carretera BR -174, también conocida como Manaus-Boa Vista.
Crisis económica y política, caída en el precio del petróleo, inflación descontrolada y falta de trabajo y alimento motivan a la migración. Los principales refugiados bajan del Delta del Orinoco: son indígenas de la etnía warao segunda mayor tribu de Venezuela. Ellos viven básicamente de donaciones por las calles de Boa Vista y Paracaima, en Roraima, además de Manaus, en la Amazonia, Belén y Santarén, y Pará.
Con Venezuela polarizada entre un régimen que lucha para sustentarse y una oposición que quiere arrancar al presidente Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores, quien queda en el medio de esa disputa intenta sobrevivir a la escasez de alimento, falta de asistencia en salud y desempleo. A eso se le suma la cuestión de la violencia (niñas indígenas acostumbradas a vivir sin ropa son explotadas sexualmente fuera de su hábitat) y de falta de trabajo digno. Fuera del país, profesionales calificados, con diplomas de médico, profesor o ingeniero, se someten a subempleos a cambio de recursos para sobrevivir.
Es el caso de Jorge Zapata: “Necesitamos de apoyo; no contamos más con Venezuela.
Queremos quedarnos en Brasil”, dice. Otros, vivían en grandes ciudades y tienen curso superior, como el profesor universitario Eduardo, que prefiere no identificarse: “Con la inflación de allá, mi salario no daba para nada, entonces decidí venir para acá.”
Para permanecer en Brasil, hay dos caminos: la visa puede darse por medio de pedido de residencia temporaria de hasta dos años (lo que cuesta cerca de R$ 300 por persona, pero en algunos caos, la Justicia Federal dispensa el pagamento). El segundo camino es pedir refugio por motivo de persecución o violencia, lo que viene a ser la opción más escogida por los venezolanos. En este caso reciben cartera de trabajo, CPF y tienen condiciones de integrarse a la sociedad, en la busca por trabajo temporario.
El Alto Comisariado de las Naciones Unidas para Refugiados acompaña de cerca la situación de los venezolanos en Brasil. Gobiernos y entidades sociales se estructuran para hacer frente al problema. Y en el Senado Federal, los representantes de Roraima piden soluciones urgentes.
Escuche el reportaje El grito que viene de la frontera en la Radio Senado.
En el inicio del mes, la intendencia de Boa Vista mandó venezolanos en situación de calle a que salieran de la plaza en el centro de la ciudad. El abordaje ocurrió por medio de la Secretaria Municipal de Gestión Social (Semges) y tuvo como base pedidos de la propia población. Según informó la intendencia, hay pedidos para que sean retirados de los locales públicos para evitar depredación.
En la plaza Capitán Clovis, en donde comenzó la acción, estaban más de 80 personas, siendo que aproximadamente 30 eran niños. Las familias utilizaban los kioscos de merienda de la plaza como abrigo. La recomendación de los agentes sociales de la Semges fue que los extranjeros buscasen abrigos o refugio en otros locales.
Hace aproximadamente un mes, durante una cena realizada en un hotel de Nueva York, el presidente Michel Temer dijo que relató a Donald Trump “los problemas de los refugiados” venezolanos que han llegado al Brasil. “Tenemos más de 30 refugiados en Brasil, millares en Colombia y algunos hasta en Panamá. Todos (los presentes en la cena) quieren continuar la presión para resolver, pero la presión diplomática”, dijo Temer a los periodistas, en la víspera de su discurso de apertura de la Asamblea General de la ONU.
Hasta el momento, cerca de 30 mil venezolanos entraron en el país en busca de protección o de mejores condiciones de vida, según estimativas de las autoridades estaduales de Roraima y de la Policía Federal (PF). De esos, la PF estima que al menos 16 pidieron refugio, siendo la mayoría jóvenes (72% tienen entre 20 y 39 años) y con buena escolaridad (78% tienen liceo y 32%, nivel universitario o pos graduación). Algunos consiguen viajar a Río de Janeiro y San Pablo, en donde esperan tener más oportunidades de trabajo.
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Migración y explotación de indios venezolanos a Brasil - Instituto Humanitas Unisinos - IHU