Por: Patricia Fachin | Traducción de Carolina Molina. | 30 Agosto 2016
A pesar de que 20 mil familias del Nordeste y 170 mil de la región Sur están involucradas en el plantío del tabaco en Brasil, garantizando la exportación de un 85% de la producción brasilera, esa cultura es “altamente controlada por un reducido número de industrias tabacaleras, algunas pocas productoras de cigarrillos”, dice Amadeu Bonato al IHU On-Line.
De acuerdo con él, lo que “explica” la adhesión de esos agricultores familiares al plantío del tabaco es el “contrato de integración” con las empresas tabacaleras, “que garantizan los insumos dentro de la propiedad, asistencia técnica, mercado garantizado y sin que haya preocupación con el transporte del producto y, para una parte, garantiza una buena renta”. Sin embargo, resalta, actualmente “la mayoría” de los agricultores que cultiva tabaco en el país “consigue sobrevivir”, pero “para un grupo de más del 30% de las familias, la renta líquida del tabaco es inferior a dos sueldos mínimos mensuales”.
En la entrevista a continuación, concedida por e-mail al IHU On-Line, Bonato defiende la “diversificación” de culturas para la agricultura familiar y argumenta que, independientemente de la relevancia económica, “el cultivo del tabaco es un gran mito si es observado a partir de la óptica de la agricultura familiar”, porque además del tabaco no ser un alimento, es “altamente tóxico” y genera “graves consecuencias para las personas involucradas en el proceso de producción”.
Amadeu Bonato es coordinador del Departamento de Estudios Socioeconómicos Rurales- Deser, donde es responsable de las áreas de políticas sociales y desarrolla investigaciones, estudios y asesorías a las organizaciones, movimiento, entidades e instituciones vinculadas a la agricultura familiar.
Vea aquí parte de la entrevista.
IHU On-Line ¿Qué porcentaje de la producción agrícola brasileira es destinada hoy al plantío del tabaco? En ese sentido: ¿Cuál es el peso de esa cultura en la agricultura brasilera?
Amadeu Bonato- La cultura del tabaco, en Brasil, es bastante antigua, siendo que en el siglo XIX e inicios del siglo XX predominaba la región Noreste. Tanto que, en el blasón de la República, aparecen un ramo de café (potencial de producción del Sur-Sudeste) y una rama de tabaco (potencial de producción del Nordeste). Con el avance del cigarro industrial, especialmente a partir de la Segunda Guerra, la región Sur comienza a destacarse, actualmente produciendo 97% de las cerca de 850 mil toneladas de tabaco que son producidas en Brasil, en aproximadamente 400 mil hectáreas. Es una cultura que tiene una gran importancia en el cuadro de las exportaciones, una vez que 85% de la producción brasilera es exportada, lo que representa actualmente US$ 2,5 billones.
Otra importancia del tabaco puede ser verificada en la cantidad de familias implicadas, una vez que se trata de una cultura que ocupa pequeña superficie de tierra, con bajo uso de mecanización aún y, por tanto, exige una gran cantidad de mano de obra. Es decir, se trata de un producto típicamente de agricultura familia, involucrando aproximadamente 20 mil familias del Noreste y 170 mil en la región Sur. En el Sur, en torno de 20% de la agricultura familiar produce tabaco. Pero, es una cultura altamente controlada por un reducido número de industrias tabacaleras, algunas pocas productoras de cigarros y otros derivados y otras que realizan exclusivamente la exportación de hojas. El principal instrumento de control sobre las familias productoras es el sistema de integración, concretizado por medio de un contrato de compre y venta firmado anualmente entre la familia y la industria.
IHU On-Line - ¿Por qué usted afirma que es un mito decir que el tabaco es el producto que da más renta en la agricultura? ¿Cuál es el lucro del cultivo del tabaco en relación a otras culturas?
Amadeu Bonato – A pesar de su importancia social y económica, el cultivo del tabaco es, por diversos motivos, un gran mito si se observa a partir de la óptica de la agricultura familiar. El primero es que el tabaco no solamente no es alimento, sino también un producto altamente tóxico con grandes consecuencias para las personas involucradas directa o indirectamente, en el proceso de producción. En segundo lugar, como la sociedad está concientizándose cada vez más de que el acto de fumar dejó de ser un charme para pasar a ser un inmenso problema de salud pública es clara la tendencia de reducción del consumo de los productos derivados del tabaco. Esto ya está afectando la producción y el futuro de los actuales productores.
En tercer lugar, la buena renta proveniente del cultivo del tabaco es restricta a un grupo bastante selecto de familias, en torno de un 35% de ellas. La mayoría consigue, como mucho, sobrevivir con la renta del tabaco, y para un grupo de más del 30% de las familias, la renta líquida del tabaco es inferior a dos salarios mínimos mensuales. En términos de renta per cápita, para el 61% de las familias la renta mensual es inferior a un salario mínimo. Y, aún, es posible afirmar con toda certeza que la renta del tabaco no produce desarrollo humano y sustentable pues gran parte de los municipios con fuerte dependencia de la cultura del tabaco presenta un índice de Desarrollo Humano – IDH bajo.
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La Agricultura familiar y el cultivo de tabaco: más de tres siglos de dependencia económica. Entrevista especial con Amadeu Bonato (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU