10 Abril 2017
Migrantes centroamericanos ya no solo buscan ir a Estados Unidos, sino que solicitan protección como refugiados, afirma a DW representante del hogar-refugio "La 72". Los que prosiguen su camino corren riesgo.
El reportaje es publicado por Deutsche Welle, 07-04-2017.
El incremento de la violencia en Honduras y El Salvador en los últimos tres años crea una nueva realidad en cuanto al fenómeno de la migración centroamericana. Los migrantes ya no solo pasan por México de camino a Estados Unidos, sino que "huyen de una violencia que pone su vida en serio peligro, y vienen a México a buscar protección internacional. Es decir, son refugiados”, dice a DW Ramón Márquez, representante del hogar-refugio para personas migrantes "La 72”.
México pasó de recibir 1.200 solicitudes de refugio en 2013, a casi 9.000 en 2016, afirma el entrevistado desde Tenosique, Tabasco. En los últimos años, el número de migrantes menores de edad que pasan por México en busca de llegar a Estados Unidos "se ha incrementado de manera alarmante”.
Márquez atribuye este incremento a "la violencia, el reclutamiento de pandillas como las Maras, que obligan a los jóvenes a integrarse a las bandas, o si no, los matan.”
En el caso de Tenosique, la inmensa mayoría de los migrantes son centroamericanos. "Aproximadamente el 85 por ciento del total es de población hondureña. El resto se reparte entre Guatemala, El Salvador y algunas personas de Nicaragua”, precisa el representante del hogar-refugio para migrantes "La 72”.
Los "exóticos”, como los propios migrantes llaman a quienes buscan llegar a Estados Unidos desde otros países o regiones, pasan por otros puntos. "Los que llamamos ‘extracontinentales', que vienen de África, o algunos caribeños como los haitianos, están entrando por la frontera de Tapachula”, indica Márquez. En la estación migratoria Siglo XXI de dicha ciudad, "en muy poco tiempo consiguen un oficio de salida para poder cruzar el país.”
Ramón Márquez dice que "México es un territorio hostil para las personas en movilidad por la región”. Coincide con él el académico Martín Íñiguez Ramos, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Si México exige respeto para sus migrantes en Estados Unidos, debe respetar a quienes, desde otros países, atraviesan el territorio mexicano, afirmó el especialista en entrevista con el semanario Proceso. "¿Con qué cara pedimos a Estados Unidos una reforma migratoria, cuando aquí tratamos con la punta del pie a los migrantes, en particular a las comunidades centroamericanas?”, se preguntó.
Íñiguez afirma que los migrantes centroamericanos que atraviesan México eligen vías de gran riesgo. Tradicionalmente, las puertas de entrada a México para los migrantes procedentes de Centroamérica u otras regiones con destino a Estados Unidos eran ciudades como Tapachula y Comitán, en Chiapas, o Tenosique, estado de Tabasco. Medidas migratorias adoptadas por el gobierno de México, en especial el aumento de la velocidad del tren conocido como "La Bestia”, han obligado a migrantes y a traficantes de personas a buscar nuevas trayectorias de recorrido.
Autoridades de Chiapas y Oaxaca, así como investigadores de la UNAM, ubican específicamente el uso de rutas marítimas que parten de Ocós, en el noroeste de Guatemala, y entran ahora a México por Puerto Madero, Mazatán y Tonalá, en Chiapas, o San Francisco Ixhuatán, Santa María del Mar, Juchitán y Salina de Cruz, en Oaxaca. En total, esta ruta alternativa tiene una longitud cercana a los 400 kilómetros (ver mapa).
A partir de dichos puntos, los migrantes siguen por tierra rutas localizadas desde hace años por organismos como Amnistía Internacional o el Colegio de la Frontera Norte. Una atraviesa la costa del Golfo de México a lo largo de Veracruz y Tamaulipas, hasta acabar en Reynosa. Otra corre hasta la ciudad de México, Guadalajara y Saltillo, para luego bifurcarse hasta Nuevo Laredo (Tamaulipas) u otros puntos fronterizos en Coahuila.
De Guadalajara parte otra ruta hasta Ciudad Juárez, pasando por Torreón. Finalmente, la ruta del Pacífico va de Guadalajara a Mazatlán, Sinaloa y atravesando el enorme y desértico estado de Sonora hasta Nogales, o desviándose poco antes con dirección a Tijuana.
Las vías posteriores los llevan hacia el oeste, a Oaxaca, o con rumbo este, a Veracruz. La ruta del Golfo de México atraviesa los estados de Veracruz a Tamaulipas, pasando por Tampico hasta Reynosa, en la frontera.
Además de Tapachula, Tenosique y las nuevas rutas por mar, los migrantes entran por muchos otros lugares. En este sentido, México es un país de puertas abiertas. En palabras de Ramón Márquez, "la frontera sur es una zona tremendamente porosa, selvática, donde es posible entrar a territorio mexicano sin mayor inconveniente.”
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México: migrantes eligen rutas de alto riesgo - Instituto Humanitas Unisinos - IHU