16 Mai 2016
Es incierto y complejo el intentar definir por completo el significado de paz, sin embargo, en diferentes sectores populares, étnicos y campesinos y, en medio de la coyuntura que afronta hoy la nación colombiana, desde varias zonas del país se ha venido amplificando la voz de esos que por años habían sido invisibles, adelantando procesos para no sólo dar la mera discusión sobre lo que es sino para ir paralelamente construyéndola con la práctica.
La entrevista fue publicada por Colombia Informa, 10-05-2016.
Colombia Informa conversó con dos de los voceros nacionales de la Asociación Nacional Campesina -Asonalcam-, que agrupa a campesinos de diferentes zonas del país de cara a la mesa de negociación establecida entre la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular y el Gobierno. Conocimos su postura de lo que implica la paz en Colombia.
Juan Isidro Sanguino es un hombre que ha dedicado su vida al campo. Habitante de Norte de Santander, campesino forjado desde la cuna y la experiencia y que, como presidente de Asonalcam, representa a los campesinos de su zona en diferentes espacios a nivel nacional. Así mismo, Marly Torres, administradora pública y también vocera nacional, habla a partir de su vasta experiencia en procesos sociales, vivencias y conocimiento sobre el tema.
Abajo, la entrevista.
¿En qué consiste y por qué nace Asonalcam?
Asonalcam nace fruto del paro del 2013, jornada de movilización que buscaba revindicar derechos agrarios; hablamos en nombre de un campesinado olvidado que está en lucha por la defensa del territorio, que cuenta con escasos servicios estatales de crédito e impulso a la economía campesina, la escasa asesoría técnica, compra de cosechas, vivienda, salud, educación, seguridad social y en general que no cuenta con garantías sociales. La organización enarbola las banderas de lucha por los derechos de nuestros campesinos, indígenas y afro descendientes que trabajan la tierra. Surge en norte de Santander y Nariño, unas de las zonas más afectadas por el conflicto social y político en Colombia pero, en los últimos años, su margen de acciones se ha extiendo a otros departamentos del país.
¿Qué importancia tiene una organización como ésta en un proceso de construcción de paz?
Tiene importancia porque al estar organizados como campesinos buscamos que el cambio se dé desde las regiones, los sectores étnicos y sociales, aportamos con la construcción de paz en diferentes zonas del país dando una solución pacífica a los problemas del campo, porque la lucha por la paz demanda participación popular desde abajo y manifestación clara en espacios decisorios. Aspectos como la diversidad departamental, el territorio, la propiedad y las iniciativas regionales deben ser recogidos para un cabal desarrollo nacional ya que son componentes importantes en la construcción de dicha paz, a pesar de que no son los únicos.
¿Qué significa ser campesino en un país como Colombia?
Ser campesino es algo muy valioso, demasiado importante y así debería ser considerado por todos, pues somos la base de una soberanía alimentaria nacional. Ahora, eso no es reconocido así por el estado porque a ellos pareciera que lo que menos les importara es su gente.
¿Qué pasa cuando se hacen negociaciones de paz aún en medio del conflicto armado?
Yo creo que la paz puede llegar, pero no ahorita, ni así. Aún falta mucho reconocimiento hacia los sectores sociales y se mantienen las violaciones constantes a los derechos humanos. Mientras sigan existiendo tantas deficiencias en eso es muy difícil hablar de paz. Es que, ¿de qué sirve negociar si en este mismo momento, mientras usted y yo hablamos, están lanzando explosivos por acá?
¿Qué considera que es la paz?
Paz es justicia social, son garantías en todos los aspectos no solo para el sector campesino: respeto a la salud, a la educación, a la dignidad y a la participación, respaldo para poder establecer una economía propia con propuestas autónomas de los sectores y no solo por imposiciones del Gobierno. No sirve de nada hablar y hablar cuando en la práctica no se demuestra nada; yo llevo en la Cumbre Agraria dos años y nada, el Gobierno no ha podido cumplir ni en lo más mínimo a los campesinos, no hay inversión, lo único que hay son políticas perversas, malvadas, además, de que el campesino no cree, porque una cosa es lo que se dice en Bogotá y otra la que uno vive acá. Negociar la paz no se puede, la paz no se negocia, se construye.
La paz, como concepto, depende de quién lo busque y para quiénes lo quiera. Como Asonalcam levantamos las banderas de la paz, pero una paz con justicia social; una que primero reconozca que la política neoliberal que se aplica actualmente en el campo y los múltiples Tratados de Libre Comercio firmados por el Gobierno Nacional con otros países, posibilita que las multinacionales y bancos se apropien de las tierras, lo que genera un retroceso del campo y las actividades que en él se realizan.
Es un hecho comprobado que hoy asistimos a una contrareforma agraria que opera en contravía de nuestra soberanía. Además de las constantes violaciones a los derechos humanos, el paramilitarismo, la criminalización de los derechos de organizaciones y protesta social, complementan una política indiscriminada de saqueo y explotación hacia nuestros recursos naturales, hídricos y energéticos, sin importar el medio ambiente y mucho menos la suerte de las comunidades.
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Entrevista a dos voces: la paz en Colombia desde la mirada de los campesinos (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU