02 Mai 2016
"En estos momentos líderes comunitarios de la iglesia Católica y del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, MADJ, incluyendo a su Coordinador el abogado Martín Hernández y la radio comunitaria “DIGNIDAD”, están siendo hostigados por la policía y los militares", escribe Rodolfo Cortés Calderón, Ingeniero agrónomo hondureño.
El artículo puede ser leído abajo.
EL próximo martes 3 de mayo, Día de la Cruz, se conmemoran 25 AÑOS DE LA MASACRE de EL ASTILLERO, grupo campesino ubicado en la parte alta del río Leán, en Arizona, Atlántida y donde fueron asesinados con sevicia cinco labriegos y heridos siete, todos hondureños, a manos de sicarios paramilitares financiados y empujados por militares y terratenientes hondureños. Los asesinados fueron el celebrador de la Palabra de Dios don FELIPE HUETE, CIRIACO HUETE, MÁRTIR HUETE, CARLOS SALOMÓN GONZÁLEZ y CRUZ CHACÓN. Esto sucedió el 3 de mayo de 1991, durante el gobierno nacionalista de RAFAEL LEONARDO CALLEJAS, enemigo y destructor de la Ley de Reforma Agraria. Estas muertes se podrían haber evitado pero el gobierno de entones en su afán por despojar a los campesinos de sus fértiles tierras a través de la Ley de Modernización Agrícola, despertó la ambición de terratenientes y militares que se les hacía agua la boca por detentarlas. Ocho meses antes los campesinos asentados desde hacía 15 años (1975) habían exigido en carta de fecha 21 de octubre de 1990, respeto a su derecho agrario ante el INA, dirigido por el sirviente de los oligarcas JUAN RAMÓN MARTÍNEZ y enviado copia a los Presidentes del Ejecutivo y Legislativo, a las FFAA, al CODEH, a la Conferencia Episcopal y a los medios de Comunicación.
El padre Elías Ruiz Virtus, que fue una de las personas más cercanas a la comunidad y amenazadas por estos poderes maquiavélicos de aquellos años, nos narra unas líneas en uno de sus Libros, así:
“Los supervivientes coinciden en afirmar que los asesinos eran doce. Iban con los rostros tapados, la mayor parte vestidos de militar: pantalón verde olivo moteado, camiseta negra, dos metralletas cada uno, pistolas y municiones de repuesto. Los civiles también iban armados. No reconocen más que a Chico López. Otro de los asesinos tiene el pelo rubio y las vísperas de la masacre permaneció en la hacienda del Coronel. Este es confundido en algunos momentos con un tal “Pelo de Caca”, un menor de edad de Mezapa. Después se comprobaría la identidad distinta de estas dos personas de pelo rubio. Dispararon municiones en gran cantidad. Los testigos hablan de miles de balas disparadas en ráfagas. Habría que echar la cuenta de cuántas balas carga cada una de estas metralletas de muerte de nuestros cuarteles, para ver las balas que pudieron salir por las bocas de unos dieciocho de estos engendros de muerte. De la fuerza destructora de estos instrumentos habla este detalle: cuando días después acompañamos a la Comisión Investigadora del Congreso Nacional vimos un árbol, como de medio metro de diámetro, que tenía las huellas de una de esas balas con orificio de entrada y de salida.
Como por un par de horas (de 5 a 7), los asesinos no permitieron entrar a nadie al predio del crimen. Amenazaban con disparar a la gente, y de hecho, disparaban de vez en cuando durante todo ese rato. Parece que estaban preocupados por el paradero de las vacas del Coronel. De haber podido entrar, ¿se habría salvado alguno más?”
Con esta breve descripción, de un documento mucho más amplio, queda en evidencia la saña y el terror que establecieron estos sicarios pagados por unos irresponsables miembros de las Fuerzas Armadas en complicidad con la Fuerza de Seguridad Pública, con dinero del Estado.
Pero esta promisoria región de Atlántida no sólo vivió aquellas luchas, actualmente las comunidades siguen enfrentadas a autoridades corruptas, a policías y militares cómplices y a empresas y políticos ambiciosos que quieren apoderarse de sus bienes naturales y destruir las fuentes de agua, el bosque y los fértiles suelos, pretendiendo instalar empresas mineras e hidroeléctricas, palmeras o proyectos turísticos desplazando a sus históricamente verdaderos dueños.
En estos momentos líderes comunitarios de la iglesia Católica y del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, MADJ, incluyendo a su Coordinador el abogado Martín Hernández y la radio comunitaria “DIGNIDAD”, están siendo hostigados por la policía y los militares que se han confabulado con empresarios extractivistas.
Pero hoy más que nunca las comunidades de Atlántida están unidas y organizadas para defender ese regalo de Dios y generosidad de la Madre Tierra. Así que como dice el hermoso slogan--¡BERTA NO MURIÓ, SE MULTIPLICÓ! dedicado a nuestra defensora de los bienes naturales y los derechos humanos BERTA ISABEL CÁCERES FLORES asesinada por estos mismos sicarios empresariales y políticos--en esta región tenemos un ejemplo a imitar.
¡¡Este domingo 1 de mayo todos a el Astillero!!
FECHAR
Comunique à redação erros de português, de informação ou técnicos encontrados nesta página:
La masacre de el astillero (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU