25 Outubro 2017
"El pueblo es sabio, paciente y se las cobra también", escribe Numa Molina, SJ, en artículo publicado por Religión Digital, 24-10-2017.
Por favor bajen el tareismo y reposen el espíritu. Aprendamos a hacer lo que hacía Jesús de Nazaret. Cuando tenía que afrontar momentos cruciales o tomar decisiones trascendentes, como elegir a los que le acompañarían en su proyecto, se retiraba en silencio y allí, iluminado por su Padre, decidía la historia por venir.
Nosotros en cambio no paramos de hacer cosas, nos dejamos llevar por el frenesí político y olvidamos que los grandes triunfos se piensan y se reflexionan y los errores se miden en su justa dimensión estando en silencio. Bienaventurados los hombres y mujeres con liderazgo que saben discernir el devenir cotidiano del pueblo.
Tenemos que discernir seriamente qué sucedió. Tenemos que agradecer a la vida porque ya definitivamente tenemos un capital político indestructible en nuestro pueblo.
Pero sería pobre el análisis si no abordamos con profundidad y sin compasión lo que significa que le hayamos entregado la frontera a la derecha sabiendo que del otro lado nos espera Santos con 7 bases militares gringas.
¿Cómo es posible que la Faja Hugo Chavez se la hayamos entregado también y lo más grave aún, quienes aportaron el caudal electoral para perder Anzoátegui fueron los municipios de la Faja? ¿Qué tal? Los miles de enemigos que por padrinazgo han ingresado en PDVSA y hoy muerden la mano porque su esencia es la ingratitud. Y el estado insular más importante y emblemático del país, que fácilmente pueden convertirlo de nuevo en un garito del capitalismo más perverso también lo perdimos.
La mala gestión, hermanos, eso no tiene otra explicación y esto vale para la derecha y para la izquierda política venezolana. El pueblo es sabio, paciente y se las cobra también.
Lo más preocupante es que el pueblo no se las cobra porque quiere, no. El voto castigo es producto de un momento de indignación por engaños acumulados. Discursos falsos desde las tarimas sin tocar la mugre de los excluidos, sin subirse al bus y oler a catre viejo con los pobres. Y así por esa vía llega un momento en que el pueblo se encuentra acorralado de engaños y se las cobra, lo obligamos a que se cansen y se las cobre pero para seguir peor.
Ya veremos en unos meses esos estados en la misma calamidad que está Miranda y Lara por parte de gobiernos de derecha.
Las malas gestiones de la revolución pueden ser de tal magnitud que terminan acorralando a un pueblo y empujándolo al abismo de la oposición. Como me decía un sabio monje hablando del los curas: un sacerdote puede hacer mucho bien pero también puede hacer mucho mal. Igual diría yo de un líder o lideresa revolucionario.
Una mala gestión chavista es más escandalosa aún, porque su esencia no es ésa, es la eficiencia, pero lamentablemente la olvidaron hace rato quienes llamándose revolucionarios caen en la mediocridad. La incoherencia entre el decir y el hacer, ese es un ingrediente que ha afectado en extremo al proceso revolucionario.
En Mérida por ejemplo que es mi estado ¿qué pasó?
El pueblo se cobró el boato del gobernador. El barraganismo público y notorio que se prestaba para la complicidad y el desgobierno. El aislamiento para que no lo tocara la gente. La impuntualidad para darse las de importante haciendo esperar al pueblo.
El pueblo se cobró la escalera blindada en vidrio oscuro para que los humildes no te vieran gobernador cuando llegabas a su despacho, las promesas incumplidas.
Las mentiras, hermanos, las mentiras que tanto daño hacen a alguien que se llame revolucionario.
Un revolucionario o revolucionaria es transparente y siempre dice la verdad aún a costa de que lo juzguen mal, tarde o temprano eso también le reportará capital político. El pueblo le cobró a Alexis el abandono de la ciudad de Mérida a la violencia de la oposición en los últimos meses. Soy testigo presencial de esa horfandad que escuché y sentí del pueblo merideño.
Hombres como Alexis o como Arias, que tenía su gabinete en su mayoría compuesto por quintas columnas (lo dicen las bases que son sabias) que le hacían tanto mal, debieron abandonar sus cargos en enero en aras de una renovación profunda de los equipos políticos. Ignoraron y cerraron las puertas a los viejos luchadores insertos en las bases. Cuánto daño hace a un político el encumbramiento y la oficina, los análisis de escritorio sin escuchar a los sabios del pueblo, las y los curtidos por la lucha.
En fin, las gestiones ineficientes empujan los pueblos al abismo de una derecha que luego los desconoce.
Gestiones sin proyecto, sin seguimiento y control. Gestiones a las que les importa un bledo el Plan de la Patria que nos dejó el eterno Comandante o su golpe de timón que fue como el canto del cisne.
Hermanas y hermanos, quedó demostrado que el pueblo venezolano está hecho de la mejor madera, pero quedó demostrado también que las malas gestiones no se corrigen con una intensa campaña electoral por más alagadora y triunfalista que sea.
Es tiempo de reflexionar y hacer un "mea culpa" sincero.
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Venezuela. Tiempo político para la reflexión y el discernimiento - Instituto Humanitas Unisinos - IHU