14 Janeiro 2017
Luto y pena embargaron hoy al obispado de Saltillo y a don Raúl Vera, uno de los pastores mexicanos más comprometidos con la cuestión social y los pobres, los excluidos y marginados. Después de denunciar la desaparición del joven presbítero Joaquín Hernández Sifuentes (1974-2017), esta tarde, a través de un comunicado urgente, confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida del vicario de la parroquia de la Santa Cruz de la Aurora, en Saltillo.
El reportaje es de Guillermo Gazanini, publicado por Religión Digital, 13-01-2017.
Joaquín Hernández, el sacerdote asesinado, junto a dos compañeros (Foto: Periodista Digital)
El 3 de enero se reportó la desaparición del presbítero bajo extrañas circunstancias, Mons. Vera demandó de las autoridades las investigaciones para la pronta recuperación del religioso para salvaguardar su integridad física. Mientras se confiaba en encontrarlo con vida, un segundo comunicado fechado el 9 de enero, dio cuenta de las amenazas e intimidaciones hacia feligreses, familiares y amigos de la víctima. Raúl Vera manifestó su fe y esperanza por tener al presbítero de vuelta, sano y salvo.
Pronto, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de un comunicado firmado por el presidente de ese órgano, el cardenal Francisco Robles Ortega y el secretario general, el obispo auxiliar de Monterrey, Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola, expresaron el apoyo y solidaridad de los obispos de México haciendo votos por la vida del padre Hernández Sifuentes.
La CEM afirmó: "El crimen y la violencia destruyen lo más sagrado que tenemos: la vida. Busquemos caminos evangélicos para alentar nuestra esperanza, buscar el diálogo y la reconciliación en todo momento, como plataforma de una sociedad digna, justa y con un desarrollo humano e integral, para todos".
Lamentablemente, este 12 de febrero algunos medios de comunicación comenzaron a circular las versiones sobre el hallazgo de tres cuerpos en la región de Parras de la Fuente del Estado de Coahuila. Cerca de las 4 de la tarde, el obispado confirmó "con profunda tristeza que nuestro hermano Joaquín Hernández Sifuentes... ha pasado a la Casa del Padre".
Don Raúl Vera anunciando la muerte del sacerdote (Foto: Periodista Digital)
Don Raúl Vera, en rueda de prensa, daría algunas posibles líneas del móvil del crimen. El sacerdote sacrificado conocería a sus verdugos y una reunión amistosa se tornó en pelea. En las próximas horas se podría saber con certeza la causa del deceso y si hay detenidos.
Con la muerte del padre Hernández Sifuentes suman 16 los presbíteros muertos en el sexenio de Enrique Peña Nieto, uno de los más oscuros en cuanto a los crímenes contra el sacerdocio católico y agentes de pastoral. Si bien esto no es resultado del odio a la fe suscitando una persecución contra la Iglesia, es indudable que el estado de cosas en México cada día se descompone y ninguna persona puede vivir en paz y con seguridad.
Los sacerdotes son líderes indiscutibles de una comunidad y, comprometidos con el Evangelio, colaboran en esta construcción del Reino consolidada a través de la justicia y la solidaridad creando situaciones incómodas para quienes se empecinan en vivir en el pecado haciendo de la violencia la exclusiva arma para mantener su poder.
Miles de mexicanos han desaparecido y sus familias viven todos los días la tremenda angustia por no saber la verdad sobre sus seres queridos. Hoy, la angustia del obispo Raúl Vera López y su diócesis termina para dar paso al luto por uno de sus sacerdotes, un hombre joven quien no merecía morir bajo estas circunstancias violentas y denigrantes de la naturaleza humana porque a nadie le está permitido tomar la vida de los semejantes.
Muertes y más muertes, violencia y desintegración nos siguen advirtiendo de los grandes peligros que tenemos sobre nosotros y nos negamos a reconocer, de una estructura de pecado social y del fracaso de las autoridades bajo la corrupción e impunidad al amparo de la llamada cultura de la muerte y del descarte.
La muerte violenta de un ser humano duele mucho. Y ese dolor se acendra en el alma cuando se trata de la vida de un alma joven con el futuro por delante, de un pastor querido por su comunidad. ¿Qué más tiene que pasar para abrir los ojos? ¿Qué necesitamos para sacudirnos y cambiar nuestro estado de cosas? ¿Por qué la maldad parece triunfar?
Pero la esperanza del cristianismo surge más fuerte en la tribulación y Dios lo ha prometido. Él "romperá a los malvados la frente y levantará la frente del justo". (Sal 75, 11).
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México. Encuentran sin vida el cuerpo del sacerdote secuestrado hace una semana en Saltillo - Instituto Humanitas Unisinos - IHU