29 Setembro 2016
La crisis política brasilera es, de acuerdo con la evaluación de Pedro Ribeiro de Oliveira, “el segundo intento de encerrar el proyecto desarrollista brasilero y de reforzar la dependencia neocolonial” del Brasil. Eso se nota, señala, a partir de la “realineación de la América del Sur a los objetivos geopolíticos de los EUA.”
En la entrevista a continuación, concedida por e-mail a IHU On-Line, el sociólogo también compara la actuación de la Iglesia en el actual momento político con la participación que la institución desempeñó durante la Dictadura Militar. En la época, la Iglesia estuvo dividida y una parte apoyó el régimen militar y otros, a ejemplo de Don Helder, “eran la voz aislada que alertaba para la pérdida de Derechos y de Libertades que vendrían con los gobiernos militares.” Actualmente, señala, en una nueva situación de crisis, “la política eclesiástica recomienda el silencio” y el Mensaje por el día de la Independencia, recientemente publicado por la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil - CNBB, “dice que ‘vivimos un triste momento de nuestra historia’.” Esa misma expresión, “triste momento”, puntúa, “fue utilizada por el Papa Francisco, al referirse al momento político” del Brasil y ha generado diversas interpretaciones sobre su significado dentro Iglesia: “fue por muchos interpretada como su condenación al golpe. La CNBB, sin embargo, la interpreta como ‘ausencia de valores éticos y morales (que) provocó la profunda crisis política, económica y social que estamos atravesando’.”
Para él, hoy el silencio de la CNBB está relacionado con “la fragilidad del episcopado.” Y explica: “Diferentemente de los años 1960, cuando los obispos eran objeto de respeto general – mismo cuando no estaban de acuerdo con sus posicionamientos políticos -, hoy la mayoría del episcopado es formada por figuras de poca importancia en la sociedad, que restringen su acción a los espacios de los templos y las curias. Existen también, es evidente, obispos valientes, sensibles y bien preparados, pero, tal vez para no provocar la reacción contraria de los demás, optan por la discreción en sus acciones y pronunciamientos.” La Iglesia “de base”, al contrario, destaca, “no dejó de ser protagonista, porque los laicos y laicas actúan en muchos movimientos sociales y políticos, aunque ese sector – minoritario – no tenga la misma relevancia de otros tiempos.”
Pedro Oliveira, em 2012 (Foto: Acervo IHU)
Pedro Ribeiro de Oliveira es doctor en Sociología, profesor jubilado de los PPGs en Ciencias de la Religión de la Universidad Federal de Juez de Fuera – UFJF y de la Pontificia Universidad Católica de Minas Generales – PUC Minas. Es miembro del ISER- Asesoría, del Equipo de Formación de la Prelacía de San Félix de Araguaia y de la Coordinación Nacional del Movimiento Fe y Política.
Lea aquí parte de la entrevista.
IHU On-Line - ¿Cómo está analizando y comprendiendo el actual momento político del país?
Pedro Ribeiro de Oliveira – No hay como escapar del lugar-común: cada día los vientos de la política soplan en una dirección. En la última semana asistimos por la TV la manera como se transformó en un espectáculo la denuncia de Lula como jefe supremo del esquema de corrupción para manutención del PT en el poder. Me quedé impresionado por lo primario de la denuncia sin pruebas. Aunque ella fuese previsible, fue tan mal hecha que me pareció haber sido improvisada de prisa como maniobra para contener el avance del movimiento “Fuera Temer.” Claro que un gobierno que no tuvo votos no se curvará a la presión de las calles, pero ciertamente los 70 mil ricos del Brasil ya deben estar preocupados con la fragilidad del gobierno Temer, incapaz de implementar el proyecto de hacer de la economía brasilera más dependiente de los EUA. Tal vez ellos tengan que optar por una elección directa para apaciguar el país y en ese caso el resultado es imprevisible. Es el panorama que veo actualmente, mirando apenas el escenario político brasilero.
Sucede que el Brasil está en la periferia del sistema económico mundial, en la condición de exportador de bienes primarios, y eso determina los límites de su soberanía política. Hoy ese sistema ve llegar al final más un ciclo de acumulación de capital (tomo como base ARRIGHI, Giovanni: El largo siglo XX: dinero, poder y los orígenes de nuestro tiempo; Río de Janeiro, Contraponto; San Pablo, Editora UNESP, 1996) y aumentan los señales de guerra como medio de “destrucción creativa” y surgimiento de un nuevo polo dinámico del capitalismo. En ese contexto, la realineación de la América del Sur a los objetivos geopolíticos de los EUA no puede ser subestimada. Artículos de L. A. Moniz Bandeira en el IHU noticias muestran que el Brasil es la pieza llave en esa estrategia y el gobierno surgido del golpe la comprobó al nombrar Meirelles y Serra para intervenir en las finanzas y en la Relaciones Exteriores. Esa presión externa actúa en el sentido de volver a la economía brasilera más subordinada a los intereses de las grandes corporaciones y tiene peso mayor de que los actores políticos que aparecen en los informativos, aunque no sea fácil detectar exactamente en dónde y cómo influyen.
En fin, todo indica que estamos viviendo el segundo intento (el primero fueron los gobiernos Collor y FHC) de encerrar el proyecto desarrollista brasilero y reforzar la dependencia neocolonial. Espero y lucho – está claro - para abortar este intento antipopular y antinacional, porque todavía estamos en el primer tiempo del juego y no hay nada definido.
IHU On-Line – ¿Cuál ha sido la relación de la Iglesia con el momento político que vive el país? ¿Cómo la Iglesia ha actuado y se ha manifestado en este momento?
Pedro Ribeiro de Oliveira – Me refiero aquí apenas a la Iglesia católica romana, por ser mi Iglesia: con Ella me alegro cuando cumple su misión de reflexionar a la luz de Cristo para el mundo, y con ella sufro cuando se cierra en la opacidad de los templos y las curias. Y los tiempos actuales son de sufrimiento. Ilustro con un análisis del Mensaje por el día de la Independencia, firmado por la Presidencia de la CNBB y publicado en su sitio web.
Ella dice que “vivimos un triste momento de nuestra historia.” La expresión “triste momento” fue utilizada por el Papa Francisco, al referirse al momento político y fue por muchos interpretada como su condenación al golpe. La CNBB, sin embargo, la interpreta como “ausencia de valores éticos y morales (que) provocó la profunda crisis política, económica y social que estamos atravesando.” En otras palabras, habrían sido los desmando del gobierno anterior que provocaron el “triste momento.” El gobierno oriundo del golpe sólo tiene que agradecer a la CNBB esa generosa hermenéutica…
Más grave, sin embargo, es la completa ausencia de referencia al Grito de los Excluidos. Es como se la CNBB ignorase que, por iniciativa de las Pastorales Sociales, hace 22 años millares de personas salen a las calles el día 7 de setiembre para protestar contra las exclusiones sociales. Quien estuvo en esa gran y alegre manifestación popular que reunía cristianos y no cristianos clamando por los Derechos de la Tierra y de los Pobres, repleta de gente joven, queda decepcionado con esa omisión de la CNBB.
Felizmente, desde el Concilio Vaticano II tenemos conciencia de que la Iglesia no son los ministros ordenados, sino todo el Pueblo de Dios. En las calles y en las plazas de todo el Brasil estábamos laicos y laicas, padres, religiosas y probablemente algunos obispos que mantienen la opción por los pobres. Por eso, decir que en el día 7 la Iglesia estaba, si, clamando por derechos y de vez en cuando gritando el popular “Fuera Temer.”
• La entrevista completa, en portugués, puede ser leída a continuación.
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La Iglesia brasileña y la actual coyuntura nacional. “Hoy la política eclesiástica recomienda el silencio.” Entrevista con Pedro Ribeiro de Oliveira - Instituto Humanitas Unisinos - IHU