15 Março 2016
Bertha y Laura, de 25 y 23 años, acaban de concluir la conferencia de prensa durante la cual, junto a su hermana mayor Olivia y a representantes del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), la Plataforma de Movimientos Sociales y Populares de Honduras (PMSPH) y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), denunciaron graves anomalías en las investigaciones del asesinato de su madre, la dirigente indígena Bertha Cáceres.
La entrevista es de Giorgio Trucchi, publicada en el sitio Rel-UITA, 11-03-2016.
Hace unos años, igual que su hermano menor Salvador, Bertha y Laura tuvieron que salir del país. Demasiado peligroso quedarse en Honduras, donde la violencia política y la criminalización de la protesta social han provocado la muerte o la desaparición de cientos de personas.
Pero nunca han podido ni han querido cortar el cordón umbilical que los une a su tierra, a su cultura, a su etnia originaria lenca, a su familia, a las luchas emprendidas por su mamá, su papá y el Copinh, contra un modelo que devora territorios, recursos naturales y vidas.
La mañana del 3 de marzo, Bertita y Laura recibieron una llamada. “Un tío que vive en México me llamó a las 6 de la mañana. Me quedé paralizada, no sabía qué hacer, no podía creerlo, y hoy todavía me cuesta procesar esta pérdida”, explica Bertita.
“A mí me avisaron unas compañeras de la organización que facilitó mi salida del país. Hablé con Bertha que me confirmó. Fue horrible”, dijo Laura mirándome con sus grandes ojos.
Organizaciones, amigos y amigas solidarias recolectaron lo suficiente para que pudieran viajar a Honduras, no sólo para estar con la familia y miles de personas en el velorio y entierro de su mamá, sino para exigir con fuerza la captura y castigo de los responsables intelectuales y materiales de este asesinato político.
Delgaditas, aparentando una fragilidad física que se desvanece ante una fuerza interior y una firmeza que heredaron de su madre, de su pueblo, Bertita y Laura se sientan frente a mí, compartiendo, hombro a hombro, el mismo asiento.
La entrevista puede ser leída aquí.
A Bertha la recordamos como luchadora incansable, pero ¿qué tipo de mamá era?
Laura: Una mamá con un carácter muy fuerte por la lucha que llevaba adelante y una mamá que sabía transmitir valores. Pero lo que más me impresionaba de ella era su ternura. Sabía perfectamente separar las dos cosas. Esta era mi madre, el ser humano que yo conocí, y lo que la caracterizaba en todo era el amor.
Investigaciones muy dudosas
Mareos, manipulaciones y acoso
¿Cómo han vivido estos días tan difíciles?
Bertha: Han sido días muy complicados, muy dolorosos. Algo que aún no puedo entender. Pero lo más difícil hasta el momento ha sido el total secretismo que envuelve a la investigación del asesinato de nuestra madre, así como la presencia de diferentes equipos de dudosa confiabilidad.
Se sigue investigando a los miembros del Copinh y no se implementan líneas de investigación que tengan que ver con el trabajo y la lucha de nuestra madre, así como los intereses poderosos que se estaban tocando. Todo esto nos preocupa mucho.
Además hemos estado denunciando la campaña de manipulación mediática que se ha desatado alrededor del asesinato de nuestra madre. Los principales medios del país están tratando de desacreditar tanto la imagen de ella como la del Copinh, atacando su lucha contra el modelo capitalista, patriarcal y racista que impera en Honduras.
De igual manera estamos condenando el hecho de que el Estado quiera deslindar responsabilidades en cuanto a la obligación que tenía de brindarle protección y garantizar su vida.
Laura: Denunciamos con fuerza que tanto nuestra familia como las y los compañeros del Copinh estamos sufriendo un acoso constante. Conocemos perfectamente la lucha que llevó adelante mi madre, y entendemos que lo que le pasó es una muestra clara que estamos ante una escalada de la violencia. A esta gente no le importa nada, ya no tienen límites.
Disculpar a los culpables…
Y criminalizar a las víctimas
Es preocupante el rumbo que está tomando la investigación y el tiempo que se está perdiendo…
Bertha: Estamos ante una estrategia que pretende criminalizar al Copinh y limpiarle la cara al gobierno, salva guardado los intereses de empresas y grupos poderosos. La lucha de mi madre no fue individual, sino dentro del Copinh, y dejó un verdadero legado en cuanto a la claridad política, a la firmeza.
Laura: Esta lucha representaba una amenaza a la propuesta política, económica y social del Estado hondureño, de los grupos económicos y el mismo sistema que está detrás de ellos. Mi mamá era un estorbo para la realización de muchos proyectos que se enmarcan en un modelo extractivista, y que involucran a empresas privadas nacionales e internacionales y el gobierno.
Por eso no dudamos de las responsabilidades que tienen las autoridades hondureñas en este crimen.
Bertha: Si bien las principales amenazas que mi mamá recibió eran por la oposición firme al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca en Río Blanco, la lucha del Copinh y las comunidades lenca iba mucho más allá e interesaba una cantidad grande de proyectos de explotación.
Es evidente que de la muerte de mi madre se benefician todos estos grupos que mercantilizan los bienes comunes de la naturaleza.
Agua Zarca
Un proyecto de muerte
Tanto Hidroeléctrica Agua Zarca como el instituto financiero Finn Fund emitieron comunicados donde deslindan cualquier responsabilidad en el asesinato de Bertha Cáceres, y reafirman la viabilidad del proyecto.
Bertha: Quieren lavarse las manos y eso es un acto sumamente irresponsable. Reafirmamos la responsabilidad directa que tienen tanto la empresa concesionaria Desarrollo Energéticos S.A. (DESA), como las entidades financiadoras del proyecto.
Mi madre y el Copinh habían venido denunciando las violaciones que se estaban cometiendo en el marco del proyecto Agua Zarca, que es un proyecto de muerte. El asesinato de mi madre se da en un contexto de violencia que ya había cobrado la vida de varios miembros de las comunidades Lenca organizadas en el Copinh.
Estos comunicados son un descaro y una falta de respeto a los familiares de todas las víctimas.
Laura: Estas entidades financieras sabían perfectamente lo que estaba pasando, y han continuado respaldando sus negocios.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó recientemente medidas cautelares tanto a los familiares de Bertha, como al Copinh y a Gustavo Castro Soto, testigo del asesinato. ¿Se están implementando estas medidas?
Bertha: Nadie nos ha consultado. No sabemos nada. Pero nosotros los familiares tenemos nuestra visión acerca de brindar protección. No nos interesan los patrullajes o la protección policial, porque antes bien esto lo vemos como una amenaza a nuestras vidas.
Lo hemos dicho y lo reafirmamos: la única forma para garantizar la vida nuestra y la de los miembros del Copinh es sacando de una vez estos proyectos de muerte, que son los que han generado y agudizado los conflictos en el territorio lenca.
Laura: En nuestro comunicado dijimos claramente que no podemos aceptar que la misma Policía e instituciones que han resguardado, cuidado y protegido los intereses y la propiedad privada de la empresa DESA, al tiempo que han criminalizado a mi madre, pretendan ahora ofrecernos protección.
La herencia
Lucha y rebeldía
¿Cuál es el legado que deja Bertha Cáceres y cómo se sienten ante este ejemplo de lucha que ha sido su mamá?
Bertha: El legado que nos ha dejado es un legado de lucha, de rebeldía contra todos los sistemas y proyectos de muerte. Rebelarse ante la muerte misma. Es la lucha por la vida, es el sentimiento de justicia plena de buscar transformaciones verdaderas, profundas e integrales.
Laura: Los conceptos de lucha anticapitalista, antiracista y antipatriarcal conllevan esta visión de integralidad. Nos toca duro, pero gracias a este legado nos sentimos fuertes y estamos listas para enfrentarnos a todo lo que venga, porque ella nos dejó esta fuerza.
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“Asumimos con orgullo el legado de nuestra madre” - Instituto Humanitas Unisinos - IHU