01 Agosto 2018
Desde que regresó a la presidencia en 2007, Daniel Ortega ya dio muestras de lo que sería su ascenso al poder cuando le recordó sus orígenes al Ejército y a la Policía, explica el doctor Carlos Tünnermann, quien analiza en esta entrevista, concedida a Eduardo Cruz de La Prensa, 30-07-2018, la crisis sociopolítica que enfrenta el país desde el 18 de abril pasado y lo que ha pasado con el Diálogo Nacional.
Cuando al doctor Carlos Tünnermann Bernheim los obispos le pidieron participar en la mesa del Diálogo Nacional, él les recordó que ya le era difícil movilizarse, pero eso no fue un impedimento. A pesar de lo frágil de su cuerpo, Tünnermann se mostró muy activo y fuerte en el diálogo.
A sus 85 años de edad, ha sido una persona influyente en la historia del país, desde que muy joven fue rector de la UNAN-León y luego funcionario del gobierno sandinista de los ochenta. Luego ha sido muy activo desde Ética y Transparencia y otros organismos de la sociedad civil.
Desde su casa, en el reparto El Carmen, donde es vecino de Daniel Ortega, Tünnermann nos habla de lo que ha sido el Diálogo Nacional y toda la crisis en que ha visto inmerso al país desde el pasado 18 de abril.
Con 85 años de edad, usted ya luchó contra una dictadura, a esta edad ¿se imaginó luchando contra otra?
No. Creí que ya habíamos retomado la senda democrática. Habíamos tenido tres gobiernos de carácter democrático, electos en elecciones justas, transparentes y me pareció a mí que cuando Ortega pedía una segunda oportunidad para gobernar, esta vez sin la presión de la guerra, pues podría ser un gobierno en el cual tratara de proyectarse realmente como un estadista y que hiciera un buen gobierno. No me imaginé que en enero del 2007, al tomar posesión, estaba dándose principio a lo que hoy tenemos, que es nada menos que la repetición de lo que ya habíamos vivido y contra lo cual él luchó, que es otra vez la pretensión de imponerle a Nicaragua una dictadura dinástica. El primer síntoma que no me gustó, cuando él tomó posesión, fue cuando le recordó al Ejército y a la Policía sus orígenes sandinistas. Yo era testigo del esfuerzo que habían hecho esas dos instituciones para profesionalizarse, para aparecer como verdaderos ejércitos nacionales, quitándose incluso el calificativo de sandinistas.
¿Alguna vez ha comparado al Ortega que usted conoció y el actual?
El Ortega que yo conocí inicialmente fue en San José, de Costa Rica, cuando se creó el Grupo de los 12, que comenzó su vinculación con el Frente Sandinista con la llamada facción Tercerista, que estaba constituida por los dos hermanos Ortega, Humberto y Daniel, y por Víctor Tirado. La unión de todas las tendencias se produjo mucho después, pero las primeras reuniones del Grupo de los 12 fueron con esta tendencia. Lo conocí en esas reuniones y notaba la gran diferencia entre las reuniones que sosteníamos con Humberto, donde yo veía más lucidez en el pensamiento, más claridad en el análisis, mejor exposición de la situación del país, etcétera, que cuando le tocaba llegar a la reunión a Daniel. Yo lo notaba un poco más lento, sin ningún carisma personal, una exposición bastante cansada, un poco repetitiva. Es decir, él nunca fue un orador, con tantos años que ha estado en la Presidencia, él no se puede considerar como un orador político que cautive por su oratoria. Su oratoria deja mucho que desear y además se ha vuelto bastante repetitiva.
¿No ha mejorado con el tiempo?
Tal vez una leve mejoría, pero no se corresponde al discurso que podría tener después de tantos años de estar en esa posición. En el tiempo en que yo lo conocí él era un muchacho revolucionario, incluso había sido objeto de siete años de prisión. Fue a raíz de la toma de la casa del doctor José María Castillo que él salió de la cárcel, en una negociación y yo creo que esos siete años en la cárcel como que marcaron un poco su modo de ser, porque aquí, por ejemplo, en el vecindario nosotros nunca lo vemos que él vaya al parque, que él visite la casa de alguno de los vecinos. Yo solamente una vez recibí una visita de él en mi casa y fue cuando yo me retiré del Frente Sandinista y no quise aceptar ser candidato a diputado por el Frente en las elecciones cuando él se enfrentó a doña Violeta Barrios de Chamorro. Para esa época yo estaba muy decepcionado del Frente.
¿Se le veía algún rasgo de que podía ser lo que es hoy?
Una vez tenía que hablar conmigo algo en relación con la lucha (contra Somoza), estando todavía allá en San José de Costa Rica, y un día llegó a mi casa y uno de mis hijos me dijo “allí está un muchacho que quiere hablar con vos”. Preguntale cómo se llama, le digo. Se llama Daniel Ortega. Decile que pase adelante. Fue mi hijo y le dice: “Dice mi papa que pasés adelante, él está allá en su oficina, adentro”. Y él dijo: “Es que me da pena, no quiero entrar”. Entonces tuve que salir yo a convencerlo de que por favor entrara y fuéramos a hablar a la oficina. Con esos antecedentes era muy difícil imaginar lo que podía suceder.
¿Es un vecino invisible?
Aquí solo sabemos que salió porque se vio la caravana, se ven las sirenas y la cantidad de camionetas que van adelante y atrás, entonces sabemos que se están movilizando, pero no es un vecino que uno se va a encontrar como me encuentro con otros vecinos o que me lo encuentre en una parroquia de El Carmen, ya que él dice que es católico, yo nunca me lo he encontrado ni en El Carmen ni en la parroquia de San Francisco, que son las parroquias vecinas.
Y para usted ¿cómo es vivir a la par de él?
Me resulta un poco incómodo este vecindario por todos los controles. Hay amigos que me dicen que no me visitan porque se sienten un poco molestos, humillados con todas las preguntas que les hacen. Hay personas que se abstienen y me lo dicen, “dispensá que no vaya a tu casa, pero no quiero pasar por ese trámite”.
Hábleme un poco del diálogo, ¿por qué aceptó ir?
Yo dije que si con el diálogo nacional se puede hacer una contribución para desde una salida cívica y pacífica, le encontremos una solución a esta crisis, que ya se está volviendo muy seria y muy grave por el número de muertos que ya llevamos…
¿Qué tan difícil fue?
El diálogo se instala en una situación difícil. Eso explica lo que ocurrió en la primera reunión, que se suponía que iba a ser protocolaria. Según el programa, lo que estaba previsto era la invocación que iba a hacer monseñor Bosco Vivas, las palabras del cardenal y unas palabras del señor Daniel Ortega. Pero ya para entonces el ánimo de los estudiantes estaba encendido, por los estudiantes asesinados, los heridos, los capturados, provocó que en un momento dado asaltara la palabra un estudiante, Lesther Alemán. Yo pedí la palabra y fue cuando intervine después de las palabras de Ortega y en su discurso no actuó como yo hubiese esperado. Su discurso me ha decepcionado, señor Daniel Ortega, le dije. Yo esperaba que en ese momento él se diera cuenta de la gravedad de los hechos que habían ocurrido y prometiera que a través de ese diálogo iban a actuar sus delegados de buena fe, con voluntad política de resolver los problemas para evitar que siguiera la crisis del país y no hubiera más represión. Señor presidente, por favor ordene usted el cese de la represión, ordene el desarme de los paramilitares, porque ya para entonces andaban turbas armadas…
Usted debería de ordenar a la Policía que cese esta represión. Entonces él se dirigió directamente a mí: “Doctor Tünnermann, la orden ya está dada, la Policía vamos a proceder a acuartelarla”. Yo no le había pedido que acuartelara la Policía, lo que le había dicho es que la Policía se abstuviera de estar atacando a las manifestaciones pacíficas y de estar respaldando las acciones de los paramilitares. Pero luego él usó eso como pretexto para decir en el diálogo que “me pidieron que yo acuartelara a la Policía”. Aunque en realidad no era cierto que la Policía estaba acuartelada, porque siguió saliendo siempre en respaldo a los paramilitares. Y fue también la manera como vinieron los actos de vandalismo en contra de los supermercados, de tiendas, etcétera. Y eran los vecinos de esos centros comerciales los que protegían los supermercados, que recuperaban los productos robados y los llevaban de regreso al supermercado.
La entrevista que le hizo Fox News revela a un Ortega que no está leyendo la realidad como es. La está leyendo al revés. Por eso dice ‘no hay paramilitares, yo no los he armado, que con la Iglesia católica no hay ningún problema, que al contrario, yo los nombré como mediadores’, después que los ha insultado, que los ha llamado golpistas”. Carlos Tünnermann, analista político.
Se vio un diálogo que no avanzó mucho…
Cada vez que queríamos nosotros entrar a discutir el tema de la democratización, los delegados del Gobierno insistían, discutiremos la democratización pero primero que se levanten los tranques. Y los tranques en su inmensa mayoría han sido autoconvocados, no eran tranques que estuvieran promovidos por la alianza. Había una buena cantidad que eran tranques que respondían al movimiento campesino, en la zona del posible Canal y tranques autoconvocados no solo en el campo, sino también en las ciudades.
Al final los quitaron…
(En la Comisión de Verificación y Seguridad) había un punto bien importante: el cese de toda forma de violencia y de amenazas, venga de donde venga. Porque ellos decían que en los tranques había violencia y había que decirlo así. Nosotros nos sentamos con la condición que dijera lo siguiente: Y un plan con su implementación a la brevedad posible para la remoción de los tranques por parte de la Comisión de Verificación y Seguridad. No es que van a ser los tranques erradicados o removidos mediante ataques de la Policía y a base de represión, a base de ataques y no en cumplimiento de ese acuerdo, porque en ese acuerdo se dice que para la remoción de los tranques por la Comisión de Verificación y Seguridad, que va acompañada de la CIDH y del alto comisionado, que favorecerá aún más el mantenimiento de un ambiente de paz y seguridad. Seguridad para los que están en los tranques, o sea, ir a los tranques la Comisión, no la Policía ni los paramilitares, sino la Comisión con estos organismos, para darles seguridad de su persona, que no van a ser perseguidos, que no van a ser capturados ni mucho menos asesinados. Solamente en un tranque se logró una negociación, que fue el de Juigalpa, pero se hizo la negociación, se dieron las seguridades y después se violaron, porque dos días después comenzó la persecución de los que habían estado en los tranques.
Uno de los participantes del diálogo está preso, Medardo Mairena.
Se le acusa de haber sido el autor intelectual de lo que sucedió en Morrito, donde murieron cuatro policías, incluyendo un subcomisionado. Sucede que Medardo Mairena, el día en que ocurrió lo de Morrito, él estaba en Managua, en la marcha que tuvo lugar esa mañana y que culminó como a las 2:00 de la tarde en la rotonda Jean Paul Genie y allí él tomó la palabra en nombre del movimiento campesino. O sea, él estaba a kilómetros de distancia de Morrito, nada tenía que ver con lo que sucedió en Morrito. Luego, en un video, unos policías heridos, atendidos por los marchistas, dijeron que cuando recibieron ellos órdenes de la Alcaldía de que reprimieran la marcha, se negaron y se refugiaron en las instalaciones de la Policía. Y estos policías heridos dicen: los tiros no salieron del lado de la marcha, los tiros vinieron como del lado de la Alcaldía, es increíble que hayan sido compañeros nuestros los que nos hayan disparado. Eso está grabado. ¿Qué responsabilidad tiene ahí Medardo Mairena? Y sin embargo lo capturaron junto con Pedro Mena.
¿Fue conveniente irse de frente con Ortega y pedirle elecciones adelantadas?
En abril de este año el propio presidente Ortega habló en un video en el que dice que era una posibilidad el adelanto de las elecciones. Además, hay un precedente histórico. Aquí el propio señor Daniel Ortega hizo un adelanto de las elecciones cuando firmó el acuerdo de Esquipulas II. Su período iba a terminar en noviembre del noventa y se decidió que las elecciones fueran en febrero del noventa, que son las que ganó doña Violeta. Se adelantaron las elecciones nueve meses. Por eso es que doña Violeta Barrios, cuando le preguntaban cuánto tiempo había estado en la Presidencia, ella decía que estuvo cinco años y un embarazo. Si lo hizo esa vez, y fue una manera de resolver la guerra civil que teníamos entonces, ¿por qué no lo puede hacer ahora? Si tenemos, no una guerra, pero sí una resistencia cívica y es lo que está pidiendo. El adelanto de las elecciones no es algo que está saliendo solo del Diálogo Nacional, lo ha mencionado el propio secretario general de la OEA, don Luis Almagro… Si eso es ser golpista, ser conspirador, entonces el secretario general de la OEA también sería golpista. Y serían golpistas también los 21 embajadores que votaron a favor de la resolución que se aprobó en la OEA, porque ahí se habla de un calendario electoral para unas elecciones justas y transparentes. Si se estuviese de acuerdo en que Ortega terminara su período en el 2021, no sería necesario hablar de un calendario electoral, porque entonces ya se sabe que hasta el 2021.
La gente se pregunta qué va a pasar ahora…
Estamos en espera de lo que resuelvan los señores obispos. Somos conscientes de que los obispos han sido agredidos incluso físicamente. Que Ortega los ha calumniado de manera verdaderamente infundada e infame, acusándolos de golpistas porque le presentaron esa propuesta, que en realidad era una propuesta que emergía del reclamo que la gente ha hecho en las manifestaciones. ¿Qué es lo que dicen los centenares de miles de manifestantes que salen a la calle muchas veces autoconvocados? Porque ya no es necesario ni convocar a la gente. Se autoconvocan. La gente dice “queremos elecciones anticipadas”. O más drásticamente algunos dicen que Ortega y Rosario se vayan ya. Para mí, el diálogo nacional debería de ser el camino que Ortega debería escoger si tuviera un poquito de reflexión sobre lo que está pasando. No puede él gobernar un país donde ha habido más de 350 muertos, es imposible, no puede ya. No puede gobernar un país donde casi todos los días hay protestas de centenares de miles de ciudadanos que le piden la renuncia, le piden que se vaya… Debería de su parte poner, como estadista, la propuesta de las elecciones anticipadas. En sus manos está terminar con esta situación, pero no por la vía de la represión, si él cree que la va a terminar por la vía de la represión, está equivocado, porque cuanta más represión hay, más protestas provoca. Creer que él, el 19 de julio pudo decir hemos triunfado, hay una victoria más, ya no están los tranques, en realidad él lo que sufrió fue una derrota moral, porque usó la represión y la violencia. Por la vía de la represión y la violencia no se puede obtener una auténtica victoria, lo que se obtiene es una derrota moral.
Sobre las universidades ¿qué ha escuchado? En algunas hay paramilitares…
La UNAN está en estos momentos ocupada por paramilitares, esa es una violación flagrante a la autonomía universitaria. La Ley 89 especifica que un elemento importante de la autonomía universitaria es la inviolabilidad de los recintos universitarios y que solamente puede entrar la fuerza pública a un recinto universitario con autorización por escrito de la autoridad competente. De tal manera que esas fuerzas que están ahí o recibieron la autorización de las autoridades, no sabemos, o están en total y absoluta violación de la autonomía universitaria.
¿Querrán resguardar las instalaciones?
Ni en el tiempo de Somoza hubo eso. Somoza Debayle no invadió nunca un recinto universitario, hasta ya vísperas del 19 de julio, cuando ya estaba casi derrotado fue que hubo un ataque al recinto Rubén Darío desde afuera y hubo un muerto dentro del recinto.
¿Usted compararía a Ortega con Somoza?
En lo que se refiere a la actitud con los universitarios, Ortega se ha comportado peor que Somoza. En la época de los Somoza, el ataque que ocurrió el 23 de julio los muertos fueron cuatro. En esa masacre, guardias nacionales que dispararon contra estudiantes, también pacíficos, que estaban en protesta por lo que había ocurrido en El Chaparral, pero desarmados. Aquí está ocurriendo lo mismo. Son estudiantes desarmados que protestan porque han asesinado a compañeros, porque hay estudiantes presos, torturados, pero están desarmados. Y la respuesta de Ortega ha sido peor que la de Somoza, porque ha sido más letal.
¿Vio la entrevista de Ortega en Fox News?
Todo lo que dijo en la entrevista que le hizo Fox News revela a un Ortega que no está leyendo la realidad como es. La está leyendo al revés. Por eso dice “no hay paramilitares, yo no los he armado, que con la Iglesia católica no hay ningún problema, que al contrario, yo los nombré como mediadores”, después que los ha insultado, que los ha llamado golpistas, ha dicho que en los templos católicos hay armas, después que los han agredido las turbas en Diriamba. Que ningún nicaragüense ha muerto dentro de un templo y todos sabemos lo que pasó, algo sin precedente en la historia de Nicaragua, que dispararan en contra de una iglesia católica, estando adentro sacerdotes y estudiantes.
Es abogado y educador. Nació el 10 de mayo de 1933, en Managua. Casado con la educadora Rosa Carlota Pereira, con la cual procreó siete hijos.
Carlos Tünnermann Bernheim es amante de la lectura y llegó a tener una colección de 10,000 libros, pero hace poco donó su biblioteca al Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA).
También le gusta la poesía y escribió un poema, Mi primer beso, sobre el primero que dio en su vida y dice que fue a su esposa Rosa Carlota.
No le gusta usar teléfono celular, pero sí tiene un aparato electrónico favorito: el reproductor de discos.
Su personaje actual favorito es El papa Francisco, y en el cine es admirador de Steve Martin.
Tuvo su momento de periodista. Fue director de un semanario llamado La Salle que se publicaba en el Colegio Pedagógico.
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Nicarágua. “Ortega está leyendo al revés”. Entrevista com Carlos Tünnermann - Instituto Humanitas Unisinos - IHU