Por: Lara Ely | Tradução: Juan Hermida | 06 Setembro 2017
Mismo con un fuerte rechazo por parte de la opinión pública, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Farc acaban de desplegar su popularidad en la creación de un nuevo partido político. El movimiento ocurre tres meses antes de la visita del Papa al país y viene acompañado de una jugada estratégica en el intento de revertir la imagen negativa: el jueves pasado, 3/8/2017, el líder Timoleón Jiménez, más conocido como Timochenko pidió perdón a la Iglesia Católica por los crímenes cometidos en 53 años de lucha armada.
En Bogotá, la Plaza Bolívar, a pocos metros de la sede del gobierno, fue el local en donde la antigua guerrilla de las Farc realizó un encuentro con sus miembros, pidió disculpas al pueblo colombiano y presentó la recién creada Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común como un partido de transición para 2018. En la ocasión, Timochenko dijo que quiere reconciliarse con el país a pesar del controvertido pasado de la guerrilla.
“No queremos ni más una única gota de sangre por razones políticas, que ninguna madre vuelva a derramar lágrimas por un hijo o hija violentados. Por eso no dudamos en extender nuestras manos como señal de perdón y de reconciliación. Queremos una Colombia sin odios. Vinimos a profesar la paz y el amor fraternal de compatriotas”, dijo el líder revolucionario.
El cambio de postura del movimiento revolucionario y la aproximación al gobierno le rindió al presidente Juan Manuel Santos el Premio Nobel de la Paz el año pasado. En entrevista al IHU On-Line, el investigador del Centro de Investigación y Educación Popular – Cinep, Sergio Andrés Coronado resaltó que la distinción fue hecha como un reconocimiento para aquellos que optaron por una solución negociada para el conflicto en Colombia.
“El presidente Santos recibe este reconocimiento como el porta voz de un proceso democrático complejo. Sobre todo fue presentado como un homenaje a las víctimas del conflicto armado, ya que son ellas que han conducido y motivado la negociación de paz en nuestro país”, afirmó.
A pesar del rechazo de las Farc por 84% de la población que asocian a los guerrilleros a la violencia y al terrorismo, integrantes de las Farc tienen menos antipatía de que los políticos colombianos (87%, según encuesta realizada por el instituto Gallup Colombia, en agosto). Es en esas circunstancias y en la atmósfera positiva creada a partir de los Acuerdos de Paz, que las Farc quieren transformarse en una fuerza política nacional.
El nuevo partido ya señaló que va a mantener sus raíces marxistas y enfocarse en buscar electorado junto a los agricultores más pobres, trabajadores y clase media. Los candidatos serán seleccionados por la dirección nacional hasta noviembre de este año cuando serán presentados a las autoridades electorales. El acuerdo de paz garante diez lugares en el Congreso para las Farc, cinco en cada Cámara, aunque todavía deban participar de las elecciones.
Visita del Papa puede ser decisiva
Después de cuatro años de negociaciones, el acuerdo de paz fue establecido, pero no sin dejar secuelas en la percepción de la población cuanto a la actuación de las Farc. Después de 53 años de conflictos armados, eliminar la cultura de la violencia instaurada en el país, sobre todo en las áreas rurales, no es algo tan rápido cuanto los líderes colombianos podrían desear. Un ejemplo de eso es que, pasado casi un año del acuerdo, disparó el número de muertes en el campo.
En 2015, en entrevista al IHU On-Line el jesuita Francisco De Roux, analizaba el escenario colombiano durante la visita del Papa Francisco a Cuba, en cuanto ocurrían las negociaciones para el tratado de paz. Según él, el papel del pontífice fue decisivo: “La Iglesia ha tenido un papel muy importante con relación a las víctimas en Habana.
Ciertamente ella promovió un salto cualitativo en las conversaciones cuando llegaron al local de la conversación 60 víctimas y se presentaron delante de todos. Eran víctimas de las guerrillas, víctimas del Estado y víctimas de los paramilitares. Ellas demostraron lo que fue el dolor humano en Colombia”, resalta.
Según De Roux, es importante que el Papa consiga persuadir a las Farc a fin de que ella dé pasos más consistentes para ganar la confianza de los colombianos. Por ejemplo, liberar a todos los niños que todavía están en los ejércitos y entregar los cadáveres de personas muertas en los secuestros. “Puede también pedir al gobierno que tenga más audacia para avanzar hacia la paz. Puede también hablar a la oposición política de Colombia, porque es católica y puede movilizarla para que contribuya efectivamente para la paz del país”, afirmó él.
Ganar la confianza de la población es, para el jesuita, el gran desafía del nuevo partido. “A pesar de ser un grupo revolucionario que luchaba por el cambio social, la confianza del pueblo es muy pequeña, excepto por los movimientos campesinos y algunos pequeños grupos de izquierda que las respaldan.”
No obstante, el Papa enfrenta resistencia entre los sectores más conservadores de la sociedad colombiana, que lo tienen como un Papa comunista. Un reportaje publicado en el periódico El Telégrafo el 2/09/2017, por el corresponsal Rafael Croda en Bogotá, atribuye a José Galat, un abogado ultra conservador católico defensor del ex presidente Álvaro Uribe, una crítica al papel del Papa Francisco en el proceso de paz. Según el texto, Croda clasifica a Francisco como “un hereje, cuyas enseñanzas son contrarias a la palabra de Dios.” Él dice todavía que muchos seguidores de Uribe utilizan las redes sociales para descalificar al Papa como “falso profeta” y “protector de terroristas.”
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Del pedido de perdón a la Iglesia a la construcción de un nuevo partido, las transformaciones de las Farc en el siglo XXI - Instituto Humanitas Unisinos - IHU