07 Fevereiro 2018
La victoria de la propuesta del mandatario Lenin Moreno, dejó toda clase de interpretaciones sobre el resultado: si fortalece o debilita el Gobierno y cuál es el respaldo y el futuro político del expresidente Rafael Correa, quien se opuso con la convicción de que significaba su ajusticiamiento político, y logró aglutinar a más de un tercio de ciudadanos.
El comentario es de Eloy Osvaldo Proaño, Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico - CLAE, publicado por ALAI, 06-02-2018.
Después de una década de Revolución Ciudadana y en ocho meses del gobierno de Lenin Moreno las circunstancias del Ecuador son absolutamente distintas. La consulta popular convocada por el presidente provocó una convergencia inédita de fuerzas sociales, los más influyentes medios de comunicación privados (y públicos), los diversos partidos de la derecha política, las cámaras de la producción y las elites económicas nacionales, clamando por la “descorreización” del Estado y de la sociedad, y magnifican la corrupción en el gobierno anterior.
El exvicecanciller Kintto Lucas apunta que si el Gobierno de Lenin Moreno, más Guillermo Lasso, Abdalá Bucaram, Mauricio Rodas, Jaime Nebot, Lucio Gutiérrez, Álvaro Noboa, Jimmy Jaira, más prefectos, alcaldes asambleístas, los pequeños partidos denominados de izquierda o centroizquierda (Socialista, Pachakutik, Unidad Popular, Partido Comunista, Izquierda Democrática, etc.), más los pequeños partidos de centroderecha (Centro Democrática, Democracia Si, etc.), más múltiples organizaciones sociales, entre todos lograron el 64% en las preguntas claves, quiere decir que hay una falta de representatividad popular evidente en esos sectores por separado.
Quieren, quizás, tapar las corrupciones privadas de magnitudes sin precedentes y aún impunes, como la sucretización de las deudas empresariales en 1983 y 1987, que perjudicó al Ecuador en 4.462 millones de dólares; o la crisis, salvatajes y feriado bancario entre 1999 y 2000, que costó al país 6.170 millones de dólares, además de la ruina social, con el derrumbe de las condiciones de vida y una emigración galopante de ecuatorianos.
Nada se dice sobre la evasión de impuestos de 215 grupos económicos de la actualidad que adeudan al fisco 2.260 millones de dólares, así como tampoco de las evasiones en aduanas, ni de la ilegal mantención de dineros en paraísos fiscales, que por lo menos asciende a 30.634 millones de dólares, recuerda Juan Paz y Miño.
Una de las preguntas que quedan latentes es si estamos en Ecuador a las puertas de un golpe blando, lawfare o judicialización de la política, con persecución contra Correa y su exvicepresidente Jorge Glass (preso), como se hizo y hace en la región con gobernantes y funcionarios de los gobiernos progresistas (múltiples ejemplos en Argentina o Brasil).
Es más: el ex mandatario rindió testimonio el lunes ante la fiscalía en Guayaquil por las sospechas que rondan en el manejo que dio a ventas anticipadas de petróleo, estrategia que permitió al Estado recibir miles de millones de dólares principalmente de China, que se convirtió en el mayor prestamista del país. A mí revísenme lo que se les dé la gana, yo no soy corrupto, expresó Correa, negando irregularidades que dejaron pérdidas por 2.200 millones de dólares.
El politólogo Simón Pachano aseguró que la aprobación en el referendo, con 74% de los votos, de la pregunta sobre corrupción significa la muerte civil, y eso puede excluir a Correa de toda la política si tiene una condena, echa por tierra el imaginario de una altísima popularidad y credibilidad de un expresidente que olvidó construir un futuro sin su presencia.
Esta convergencia de fuerzas sociales y políticas debería permitir a Moreno realizar aquellos cambios para el país que permitan demostrar, en el futuro, que fueron superados los logros reconocidos mundialmente de la Revolución Ciudadana. Por ahora le lloverán al Presidente programas económicos desde las cámaras empresariales que seguramente no coincidirán con el modelo sintetizado en la Constitución de 2008.
De ahora en adelante, dice Lucas, el de Moreno será un Gobierno débil, que ya gastó su carta política fundamental que era la consulta. A eso habrá que sumar los reclamos de los distintos sectores que exigirán que les cumpla lo prometido. Promesas muchas veces difíciles de cumplir a todos por lo contradictorias. Se ha destapado la voracidad de todos los grupos políticos y económicos unidos por el anticorreísmo, lo que dificulta que Moreno pueda seguir un camino “independiente”.
Esta consulta es engendrada en la candidatura opositora y Lenin la ha aprovechado para construir un nuevo gran acuerdo en torno a otro proyecto político, muy diferente al que él mismo defendía en plena campaña electoral, dice el español Serrano Mancilla, uno de los asesores extranjeros del expresidente Correa. Ahora por fin ya conocemos con precisión lo que había detrás de la sonrisa y del buen tono conciliador de Lenín: un nuevo consenso político y económico, más parecido a lo que Ecuador fue en el pasado y completamente alejado de la Constitución de Montecristi, añade.
“Si Moreno intentó establecer mejores relaciones que Correa con la izquierda socialista y ecologistas y con los indígenas y si encarceló por corrupto al vicepresidente Jorge Glas, que Correa le había dejado para controlarlo, no hizo más que cumplir con su mandato. Otra cosa es si hace demasiadas concesiones a la derecha ecuatoriana y mundial, lo que hasta ahora no se ha verificado y depende de la relación de fuerzas con las masas. Correa rompió su partido (Alianza PAÍS) para defender su posible retorno a la presidencia, no en nombre de principios”, señala el analista Guillermo Almeyda.
El extractivismo, con Correa y con Moreno, es siempre el mismo. Difunde los valores del capitalismo que entran en las comunidades campesinas e indígenas. Hipoteca el futuro al destruir no sólo el ambiente, sino también las relaciones comunales y comunitarias, de solidaridad, la democracia en las aldeas, añade.
A Correa – junto a su prepotencia y ego - lo ejecutaron políticamente con un mecanismo de participación popular, la consulta, que él mismo utilizó siete veces en una década. Ante la prohibición de volver a ser candidato a Presidente, habrá que ver cuál es el futuro político de Rafael Correa, quien pudiera ir pensando en otras candidaturas, como la Alcaldía de Guayaquil, la Asamblea Nacional o la Vicepresidencia de la República.
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La descorreización del Ecuador y un futuro muy nublado - Instituto Humanitas Unisinos - IHU