Por: Lara Ely | Tradução: Juan Hermida | 08 Novembro 2017
La humanidad siempre contabilizó las víctimas de la guerra en términos de muertos y heridos, de ciudades destruidas, de medios de subsistencia destruidos. Sin embargo, el ambiente siempre fue la víctima olvidada. Pozos de agua contaminados, culturas quemadas, florestas registradas, suelos envenenados y animales sacrificados… en la guerra, todo es justificativa para tener ventaja militar. Para marcar el Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en Guerra y Conflictos Armados, que será este lunes, 6/11, la ONU pretende recordar la destrucción ecológica causada por conflictos armados en todo el mundo, y en América Latina. La fecha fue declarada por medio de una resolución de la entidad.
Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), por lo menos 40% de los conflictos internos registrados en los últimos 60 años fueron relacionados a la explotación de recursos naturales, tanto por causa de su “gran valor”, como en el caso de la explotación de madera, diamantes, oro, minerales o petróleo, bien como su escasez, como tierra fértil y agua. El riesgo de recaída de este tipo de conflicto en relación a los recursos naturales es el doble en relación a los otros casos.
Para las Naciones Unidas es fundamental garantir que la preservación del medio ambiente sea parte de las estrategias de prevención de conflictos y manutención de la paz y su consolidación, porque no puede haber paz duradera si los recursos naturales que sustentan los medios de subsistencia y los ecosistemas son destruidos.
Quince años después, el 27 de mayo de 2016, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente aprobó el documento PDF de la resolución UNEP/ EA>2 / Res.15,en la cual reconoce que ecosistemas saludables y recursos naturales gestionados de forma sustentable, contribuyen para reducir el riesgo de conflictos armados. Esa misma Asamblea reafirmó su firme compromiso con la plena implementación de los Objetivos de Desarrollo Sustentable contenidos en el Documento de la Agenda 2030.
El órgano internacional identifica una amplia gama de consecuencias de la guerra que incluyen la contaminación por derramamientos de petróleo y productos químicos causados por bombarderos; saque de recursos naturales por las fuerzas armadas; peligros para la tierra, los medios de subsistencia y la vida originada por las minas, provisiones de guerra que no explotaron y por detritos de guerra; e impacto negativo de los movimientos poblacionales macizos sobre el agua, la biodiversidad y otros servicios eco sistémicos.
De acuerdo con el informe presentado a la ONU por la organización internacional dedicada a la protección de las aves y sus hábitats, Bird Life International, ocho marcas lamentables dejadas por la guerra son: destrucción física y alteración de la vida salvaje y hábitats naturales debido al uso de armas; polución tóxica de la vida salvaje y hábitats debido a derrames de petróleo y combustión de pozos de combustible; contaminación radiológica, química o bio-toxica por bombarderos y uso de armas de
destrucción en masa; destrucción física de fauna y de los hábitats debido al aumento de presión humana, causada por los movimientos macizos de personas que huyen de la guerra; incendios en zonas húmedas; extinción de especies endémicas; cambios climáticos y demanda de recursos naturales.
El año pasado, después del encuentro entre Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, autoridades firmaron asociaciones para combatir los cambios climáticos mediante la creación en Cartagena, en Colombia, ministros de 33 países estuvieron de acuerdo en establecer un programa de cooperación que permitirá la discusión de políticas públicas orientadas hacia el clima y el debate de acciones de mitigación y adaptación a los cambios climáticos. La transferencia de tecnología entre países también será uno de los temas contemplados por el proyecto, que discutirá también los medios de financiamiento y de implementación.
La necesidad de expandir asociaciones regionales, pero también de adquirir nuevas tecnologías junto a países desarrollados fue uno de los destaques del Fórum. La Declaración de Cartagena – como fue llamado el documento de compromisos firmado al final del encuentro – determinó también la actualización de la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sustentable (ILAC). El programa considera la integración entre Estados como motor de la promoción del crecimiento sustentable.
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El medio ambiente, la víctima olvidada de la Guerra - Instituto Humanitas Unisinos - IHU