20 Mai 2016
“Vemos cómo hacer llegar las cuestiones globales a nuestro terreno y asegurarnos de que los jóvenes comprendan que su responsabilidad es ser parte de la solución, no sólo ser víctimas.”
La entrevista es de Raquel Rosenberg y Francesc Badia I Dalmases, publicada por OpenDemocrcy, 19-05-2016.
Lea la entrevista abajo.
Gracias, Raquel, por recibir a DemocraciaAbierta. Mi primera pregunta es: ¿cómo llegaste a convertirte en una líder a nivel internacional? Empezaste como activista local y te convertiste rápidamente en líder global. ¿Cómo fue eso?
Empecé en Río +20, una cumbre sobre desarrollo sostenible que tuvo lugar en Río de Janeiro en 2012. Acudí con unos amigos, y lo primero de lo que me dí cuenta fue que existe un espacio para los jóvenes en las cumbres de las Naciones Unidas, pero que este espacio estaba totalmente ocupado por jóvenes del Norte – de los países desarrollados. Cuando escuché sus posiciones en nombre de los jóvenes del mundo… bueno, estaba claro que no tenían ni idea de las cosas con las que nos enfrentamos en el Sur y de los retos que se nos plantean siendo latinoamericanos o brasileños. O sea que decidí que nuestra voz tenía que ser escuchada en este espacio. Después de Río +20, empezamos a crear lo que llegaría a convertirse en Engajamundo, mi ONG en Brasil. Nuestra idea es movilizar e implicar a los jóvenes en el activismo y la defensa de causas globales – como el cambio climático, la igualdad de género, el desarrollo sostenible y el hábitat. Lo que hacemos es capacitar a los jóvenes y acudir a las conferencias de la ONU defendiendo posiciones fuertes. Al volver de las conferencias, vemos cómo hacer llegar las cuestiones globales a nuestro terreno concreto y asegurarnos de que los jóvenes comprenden que su responsabilidad es ser parte de la solución. No sólo ser víctimas, que es lo que ha venido sucediendo en el pasado.
Para mí, Río +20 fue un choque. Había pensado que con estar allí ya era suficiente, pero me di cuenta de que hay que prepararse bien para que la participación sea eficaz. Empezamos a organizar grupos de estudio en la universidad. Al principio, les pedimos a algunos expertos que nos ayudaran. Después de acudir a nuestra primera conferencia – la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP19) en Varsovia, en noviembre de 2013 – volvimos a casa y nos dimos cuenta de que nuestro rol tenía que ser mostrar a los jóvenes como implicarse y cómo cambiar su comportamiento individual y colectivo, en sus centros educativos y comunidades, a fin de ser parte de la solución. Este fue el punto de inflexión.
Mientras capacitábamos a jóvenes en Brasil, me di cuenta de que no se puede hablar en nombre de otros de unas causas que son las suyas. Por ejemplo, si un grupo se enfrenta a un reto en el Amazonas, es preciso que acudan a la conferencia a exponer ante qué se enfrentan. Yo no puedo hablar en su nombre. Esto es lo que hacen muchos hoy en día: hablar en nombre de otros. Pero no se puede ni se debe. Yo sólo puedo hablar en mi nombre. Esta fue para mí la razón principal para crear Engajamundo. Tenemos ahora más de 700 miembros en 16 estados en Brasil. Nuestra idea rectora es ayudarles a dominar las herramientas necesarias para que puedan poner sobre la mesa sus causas a nivel local, nacional e internacional.
Las crisis y retos con los que se enfrenta la gente en el nordeste del Brasil son totalmente distintos de los que tenemos en Sao Paulo. No puedo utilizar los mismos argumentos para hacer lobby y ejercer presión sobre el gobierno local de Sao Paulo que los que hay que utilizar en Manaus, en Amazonas, donde se ocupan de cuestiones de deforestación. Sus causas son completamente distintas de las que defendemos en las grandes ciudades. Esto es lo fundamental. Sí, nosotros representamos a gente en nuestra capacidad como líderes o representantes, pero lo importante es que les implicamos en el proceso y nos aseguramos de que sepan cuál es su rol y cómo ser parte activa de la solución.
La participación y la movilización han evolucionado en estos últimos años – especialmente a través del impacto de las nuevas tecnologías y en particular entre los jóvenes. En Brasil, concretamente, hemos presenciado enormes movilizaciones en 2013 y, de nuevo, en 2015-2016. Ha habido también cierta fragmentación: muchos movimientos se centran específicamente en una sola cuestión. Pero ustedes están por conectar los puntos…
Por esto nos centramos en los jóvenes. Es mucho más fácil trabajar con jóvenes. Desde mi perspectiva, los retos con los que nos enfrentamos hoy son totalmente distintos de aquellos con los que se enfrentaron nuestros padres y abuelos. Hoy, necesitamos estar unidos ante cuestiones como el cambio climático. No podemos andar litigando entre nosotros por la sencilla razón que se trata de una crisis demasiado grande. Creo que causas como esta son las que realmente pueden unir a la gente. El caso es que, por desgracia, la misma trasnochada mentalidad de nuestros padres está todavía viva y coleando. El sistema político en Brasil es el que se instaló tras la dictadura. Si este sistema adolece del mismo tipo de mentalidad divisiva, ¿cómo podemos hacer frente a una nueva mentalidad basada en la unidad? Creo que estamos en vías de cambiar esto. Existe entre los jóvenes la voluntad de hacerlo. Tienen la energía necesaria y son conscientes de los muchos problemas que tenemos, por ejemplo en sanidad y educación. Necesitamos encontrar un punto intermedio que nos permita unirnos en lugar de esta división política instalada en Brasil desde hace años y que todavía sigue ahí.
Te implicas en este sistema de las Naciones Unidas que pertenece a otra época – un sistema que se caracteriza por sus posiciones vacilantes, negociaciones interminables y procedimientos complejos. ¿Cómo manejas la frustración que puede surgir cada vez que estás ante algún representante de este sistema?
Sí, bueno, sabemos que la ONU trabaja en cámara lenta, por lo que en realidad no nos sentimos frustrados. Es imposible que los gobiernos y las compañías lleven a cabo todo lo que debieran. Por esto nos centramos mucho más en movilizar y cambiar las actitudes de los jóvenes hacia la ayuda a sus comunidades, centros educativos, etc. Creo que si cada uno hace algo acerca de cuestiones como el cambio climático, entonces no vamos a necesitar que lo hagan los gobiernos y las compañías. Ya sé que este no es en absoluto el caso ahora mismo, pero es el camino más corto. Utilizamos las conferencias para intercambiar ideas, experiencias, conocimiento y reflexiones acerca de cómo promover estos cambios. Tengo la sensación que se puede sacar mucho más de estas conferencias que simplemente intentar presionar a los gobiernos.
En Brasil, es muy difícil avanzar en determinadas cuestiones porque nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores es muy autónomo con respecto a nuestro gobierno. Tiene excelentes negociadores que mandan excelentes propuestas a la ONU. Una vez, propusieron que la sociedad civil debía ser consultada sobre cómo implementar la Contribución Prevista y Determinada a nivel Nacional (INDC, en sus siglas en inglés) – es decir, el objetivo de reducción de emisiones decidido por cada país. Esto es algo que deberíamos proponer nosotros como sociedad civil y Brasil lo propuso oficialmente a nivel internacional.
Pero cuando bajas al nivel gubernamental, las cosas son muy distintas. Es como si estuvieses en otro país. Nos topamos con una posición que es justo la contraria de lo que Brasil propone en la ONU: el gobierno está bajando los impuestos a los coches, extrayendo petróleo en las costas, construyendo centrales eléctricas en Amazonas. En otras palabras, lo que Brasil lleva a la ONU no es lo que hace de vuelta a casa. ¿Cómo lidiar con esto? ¡Haciendo que los jóvenes presionen a las compañías y al gobierno y les fuercen a hacer lo que deben y a cumplir con sus compromisos internacionales!
Bueno, una manera de hacer esto es concentrando acciones a nivel urbano. ¿Qué piensa tu organización sobre esto?
La municipalización es la mejor vía, pensamos, para cuestiones como el cambio climático y otras relativas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Nosotros presentamos cuestiones globales como estas a la gente, a nivel local, para ver lo que tiene sentido para ellos y su lucha. Por ejemplo, en la ciudad de Fortaleza, en el noreste del país, el grupo está luchando contra una central térmica que se halla operativa en estos momentos debido a los problemas de agua en Brasil, lo que ha forzado a cerrar la planta hidroeléctrica y a alimentarla con carbón. La lucha local se centra en esta central térmica. En Florianopolis, en el sur, los problemas son distintos: un huracán asoló la zona, que es algo que no solía ocurrir sino muy raramente en América del Sur. Ahora se están centrando en cómo adaptarse a este nuevo escenario y en preparar a las comunidades locales para este tipo de desastres naturales. Esta es nuestra misión a nivel local: dar a los jóvenes las herramientas de sensibilización que precisan para hacer frente a los problemas con los que se enfrentan en el terreno y llevarlos a la atención de sus gobiernos locales.
El año pasado, el proceso COP que se llevó a cabo antes de la cumbre de París fue una experiencia positiva en términos de sensibilización. Antes de que Brasil presentara su INDC, organizamos un evento con varios expertos de la sociedad civil, científicos y representantes del gobierno. Nos reunimos con ellos y discutimos cuál sería el objetivo idóneo para Brasil. Conseguimos llegar a una cifra para cada región y entonces mandamos a un grupo de diez jóvenes de distintas regiones del país a Brasilia. Hicimos lo que llamamos una “gira de sensibilización”: teníamos identificados puntos específicos para cada sector de actividad – agricultura, minería, energía, y medio ambiente –, nos fuimos a ver a cada ministro responsable y hablamos personalmente con ellos para exponerles nuestro objetivo y las posibles vías de acción. Nos escucharon y cuando finalmente presentaron el INDC de Brasil a la Asamblea General de la ONU, uno de los negociadores me mandó un mensaje de WhatsApp diciendo: “¿Qué opinas de nuestro INDC?” Lo que demuestra que, de algún modo, logramos tener un impacto en el proceso.
¿La cuestión medioambiental es políticamente transversal en Brasil? Si cambiase el gobierno, ¿se ralentizaría el proceso?
Sí, siempre depende del gobierno – especialmente en lo referente a las cuestiones medioambientales. Entre 2003 y 2008 tuvimos al mejor de los ministros de medioambiente. Pero las cosas cambiaron a peor y volvió a incrementarse la deforestación.
Hubo ese gran desastre en la presa de la mina de hierro de Bento Rodrigues, en el sub-distrito de Mariana. Se rompió la presa y todo el río quedó contaminado…
Sí, fue el mayor desastre ecológico de la historia de Brasil. Millones de personas se vieron desplazadas, algunas perdieron la vida. Por no hablar del enorme impacto que supuso para los ríos y la biodiversidad de todo el país. Fue un crimen contra la humanidad.
¿Piensas que esto supuso un punto de inflexión en la relación del gobierno con las corporaciones que contaminan zonas enormes? ¿O piensas que el gobierno se olvidará de esto y procederá como de costumbre?
Me encantaría poder responder que sí a lo primero, pero no. Están intentando ocultar el hecho. Los medios de comunicación establecidos casi ni mencionaron el desastre en Mariana, que está ahora afectando a todo el país. Están intentando ocultarlo y las compañías siguen detrás de todo lo que hace el gobierno. Especialmente las grandes compañías – como Vale/Samarco, responsable del desastre en Mariana, y también Petrobras, la compañía estatal de petróleo. Estas dos están detrás de todo, así como la agroindustria. Es una situación difícil para Brasil, porque el dinero que ganan y la política se entremezclan. La mayoría de los grandes granjeros (o ruralistas como les llamamos) están presentes en el Congreso – uno de ellos es el actual Ministro de Agricultura. Detentan el poder económico y político. O sea, esta es una lucha de gran envergadura para nosotros. Pero se han llevado a cabo muchas acciones y ha habido mucha respuesta por parte de la sociedad civil. Organizamos una gran marcha del clima en noviembre, difundiendo la tragedia ocurrida en Mariana. Hubo mucha participación. Seguiremos luchando, por supuesto.
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"Los jóvenes en Brasil seremos parte de la solución" (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU