09 Mai 2016
“Mismo quien es profundamente crítco a este gobierno, como yo, precisa entender que el juicio político no fue solamente contra el gobierno; por la situación y el precedente que creó, él fue contra todos nosotros”, dice el filósofo.
Imagem: iciomaciel.files.wordpress.com |
La sentencia del juicio político de la presidente Dilma “es política en el peor sentido”, y se ella es revocada, no entrará en curso un nuevo proyecto, porque “no hay nuevo proyecto”, sino “una política de tierra arrasada”, dice Rodrigo Nunes a IHU On-Line. En su evaluación, “el propósito del nuevo bloco de gobierno”, compuesto “básicamente” por la “misma ‘base aliada’ menos el PT, es promover una restauración conservadora no apenas contra los avances de la última década, sino contra la propia posibilidad de nuevos avances.”
A pesar de las críticas que ya encamina a un eventual gobierno Michel Temer, Nunes cita que el discurso recurrente de una “ascención conservadora” en el país “simplifica una serie de movimientos moleculares dispares y los transforma en un fenómeno molar unívoco. (…) Si estos diferentes movimientos no pueden ser unívocamente dichos “conservadores”, esto quiere decir que ellos pueden ser disputados por fuerzas tanto regresivas cuanto progresivas”, y este “es el desafío”.
En la entrevista a continuación, concedida por e-mail a IHU On-Line, el filósofo analiza la crisis política a partir de actuación de los movimientos que están en las calles y afirma que desde 2013 dos grupos se potencializan: el primero a traves de articulación del Movimiento Brasil Libre –MBL y el segundo con interlocutores en el empresariado, en los medios de comunicación y en el sistema político. ¿Sin embargo, se pregunta “la ‘izquierda’ y los ‘indefinidos’, que encontraron? Represión y descalificación en el lugar de diálogo. El mensaje que el PT mandó fue que no los representaría, ni los cambiaría, era tomarlo o dejarlo”. Y dispara: “El resultado está ahí. Por cierto daría para decir que 2013 fue el momento en que la oposición perdió el miedo del PT, porque vio que el partido no controlaba más las calles, y perdió el miedo a las calles, porque vio que sus solicitudes radicales no tenían interlocutores”.
En su avaliación, el Brasil debe entrar en un “período de reorganización del sistema partidario” que va a depender de la fuerza y de la capacidad de los movimientos de mantener a los políticos sobre control. Pero por ahora, afirma, es necesario “hacer el luto” y “entender que no vamos a volver a 2002. Que el pacto lulista no es mas posible” y que es necesario hacer la crítica de los errores cometidos, “pero sin anti petismo, que es apenas lo simétricamente contrario a la miopía gobernista, ni resentimiento, que es la incapacidad de definirse más allá de la negación de lo que se critica. Es acabar con las fantasías del tipo ‘guiñada a la izquierda’, ‘Lula volvió’ etc. Es repensar propósitos, prácticas organizativas, tácticas de lucha”.
Rdrigo Guimarães Nunes es doctor en Filosofía por el Goldsmiths College, Universidad de Londres, es profesor de la Pinticia Universidad Católica de Río de Janeiro -PUC-Río. Es colaborador de diversas publicaciones nacionales e internacionales, como Radical Philosophy, Mute, Le Monde Diplomatique, Serrote, The Guardian y Al Jazeera. Como organizador y educador popular, participó de diferentes iniciativas activistas, como las primeras ediciones del Forum Social Mundial y la campaña Justice for Cleaners, en Londres. Además de eso, fue miembro del colectivo editorial Turbulence, una revista influente entre los movimientos de Europa y de América del norte en la segunda mitad de la década pasada.
La entrevista es de Patricia Fachin | Traduzida por Juan Luis Hermida
A continuación la entrevista
Foto: www.clipping.cc |
IHU On-Line - ¿Cúal es su análisis general sobre el momento político que vive el país? En el artículo reciente usted afirma que existe una “lucha por la sobrevivencia” en el campo político. ¿De qué se trata?
Rodrigo Nunes – La crisis actual tiene varias temporalidades que se condensan. En las escalas más coras, hay una crisis del proyecto petista y una disputa interna en la clase política.
Desde los años 90, solamente dos partidos supieron dar dirección a la masa amorfa que es nuestra clase política y crear un consenso social alrededor de proyectos más o menos definidos, el PSDB y el PT. Por cuenta de la imposibilidad de apoyar económicamente el llamado “pacto lulista”, no obstante el proyecto petista ya se venía rasgando desde el primer mandato de Dilma. El resultado apretado de las últimas elecciones, la guiñada brusca que siguió y la consecuente baja de la popularidad del gobierno hicieron que el proyecto fuera insosteníble tambíen políticamente. Para la base aliada, el costo de apoyar al gobierno se hizo más alto que el beneficio; el costo de mantenerla, que siempre fuera alto, se hizo entonces más alto de lo que el gobierno podia apoyar. Esto agregado a la amenaza de la operación Lava Jato, estableció una lucha para librarse del PT, y si fuera posible hacerlo de culpable. El PT es como un cuerpo extraño que, por más que se haya adaptado a su huésped, nunca fue enteramente asimilado, y ahora está siendo eliminado.
Pero esto no pasa porque haya surgido un nuevo proyecto para substituírlo. Es simplemente una reacción de la elite política y empresarial que , en un movimiento de autodefensa, busca aprovecharse de la confusión para defenestrar el PT y, lo que es más grave, garantir que mismo un “reformismo débil” como fue el lulismo precise futuramente comenzar de un patamar todavía más bajo que 2003, más bajo que la propia Constitución de 88. La idea parece ser, entre hoy y 2018, hacer los derecho sociales retroceder todo lo que sea posible y transformar en ley un máximo de obstáculos a futuros proyectos de transformación social.
Es importante resaltar esto: no hay un nuevo proyecto, lo que hay es una política de tierra arrasada. El propósito del nuevo bloco de gobierno - básicamente la misma “base aliada” menos el PT – es promover una restauración conservadora no sólo contra los avanzos de la última década, sino contra la propia posibilidad de nuevos avanzos. La desastrosa Ley Antiterrorismo, increíblemente aprobada por un gobierno en las vísperas de caer, fue una dádiva en este sentido, ya que crea un canal legal conveniente a la represión de toda disidencia social.
Más alla de la tierra arrasada
Pero hay algo más en esta metáfora de “tierra arrasada”, que es, al final, algo que se costumbra decir de ejércitos en retirada. Aquello que se fortalecen a lo largo de dos mandatos de Dilma – mucho, digase, con la ayuda de ella- y que salieron victoriosos con el juicio político, en que sentido se puede decir que están en retirada?
Allí entramos en otra escala tempora. Es obvio que , desde el punto de vista de la política representativa, ellos están ganando. Pero hay dos llaves esenciales de lectura, para mi, y que son el descompaso temporal entre representacón y sociedad, y la necesidad de situar el recrudecimiento del conservadurismo en el contexto de las trasformaciones sociales recientes.
Es verdad que el foco cada vez más restricto en la inclusión por el consumo fue la despolitización. Todavía, la última década fue um período de expansión de los horizontes para gran parte de la población, por cuenta del aumento del estándar de consumo, del acceso a la universidad, los viajes, los bienes culturales, el internet etc. Las expectativas, en términos de calidad de vida, del rol del Estado, crecieron. Como también cambiaron varias actitudes: el orgullo y el protagonismo de los negros y las mujeres, la visibilidad LGBTT, la propia fluidez de género entre los más jóvenes. Además de eso, hay una nueva generación formandose en la política, como lo han demostrado los alumnos de la enseñanza secundaria de San Pablo, Goiânia y Río. El Brasil cambió y continúa cambiando.
Esto se hizo visíble en junio de 2013, en donde una seria de cuestiones hasta encontes intocadas, como transporte público y violencia policial, convirtiéronse en pautas comunes. Estas trasformaciones expresábanse alli, como si la sociedad notificara a la clase política: “no somos más aquellos de antes; la relación entre nosotros va tener que cambiar”. Para hablar en términos maquiavélicos, allí estava la Fortuna, la oportunidad para un nuevo pacto “de abajo para arriba” del pacto lulista Pero faltó al PT la virtud para transformar oportunidad en política.
• La entrevista completa, en portugués, puede ser leída aquí.
FECHAR
Comunique à redação erros de português, de informação ou técnicos encontrados nesta página:
“Tendremos luto y lucha, o no tendremos nada”. O sea, la fortuna existe. Será preciso tener ‘virtud’. Entrevista con Rodrigo Nunes (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU