Por: Lara Ely | Tradução: Mariana Szájbély | 11 Setembro 2017
La confirmación del Sistema Nacional de Seguridad Pública de México de que el número de desaparecidos subió de 26 mil a 32 mil, sirvió de termómetro para mostrar el tono dramático de la violencia en el país. La contabilidad de las desapariciones trajo números alarmantes, como el promedio de 13 casos por día, ampliado hace una década, cuando el entonces presidente Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional – PAN inició la llamada guerra contra el tráfico. Con la participación del Ejército y la Policía en la guerra al tráfico, se estima una media de una desaparición cada una hora y cincuenta y dos minutos, siendo el 40% de ellas jóvenes entre 15 y 29 años.
La información es del sitio Desaparecidos, como resultado de la investigación en periodismo y asuntos públicos del Centro de Investigación Económica y Enseñanza de México. Los datos exponen la profunda crisis de justicia y derechos humanos en el país. La investigación reúne, organiza y compara las estadísticas de los últimos dos gobiernos y concluye que en estos seis años, el total de desparecidos se duplicó.
“Entre 2007 y 2012, el sexenio de Calderón, desaparecieron seis mexicanos por día; entre 2013 y 2014, en los de Peña Nieto, desaparecieron más del doble: 13 por día. Con Calderón se extraviaba o desaparecía un mexicano cada cuatro horas y cinco minutos; con Peña Nieto esto ocurre cada hora con 52 minutos”, informa el reportaje del portal.
Los datos de las dos gestiones coinciden que desaparecen más hombres que mujeres – 60% en el registro del gobierno de Calderón; 71% en el de Peña Nieto. Otro dato que llama la atención en la base de Peña Nieto es que uno de cada 10 desaparecidos (11,3%) es un menor entre 0 y 4 años.
La formación de cuadrillas, milicias y grupos paramilitares en América Latina atraviesa dictaduras y democracias y son señalados como los principales responsables por las desapariciones en países como Brasil, Colombia, El Salvador y Honduras, además de México. Responsabilizados por la mayor parte de las desapariciones, los narcotraficantes mexicanos toman como víctimas a migrantes de quienes exigen pago de rescate por la propia vida. También capturan profesionales habilitados como ingenieros, electricistas y personas que conocen más de un idioma, para que puedan servir al sistema del crimen y colaborar en la creación de sistemas de información paralela al crimen organizado. Estas personas son capturadas por sus conocimientos y actúan en áreas estratégicas del crimen.
Muchos de estos desaparecidos permanecen en “casas de seguridad”, que son una especie de campo de concentración, dispuestos en una rígida y funcional estructura que sirve para varios fines, tales como tráfico humano y de órganos. Allí, ellos sirven como fuerza de trabajo.
Frecuentemente, es el Ejército y la policía quien secuestra y entrega a los grupos criminales la mano de obra para ser esclavizada. Las organizaciones que buscan desaparecidos saben de esto: “Cuando denunciamos una desaparición, muy probablemente estamos pidiendo justicia a las mismas personas que se las llevaron”, denuncia la asociación “Vida”, formada por familiares y amigos de personas desaparecidas que se auto organizan, transformándose en “buscadores”.
Tensión en la frontera refuerza crímenes
El área fronteriza entre México y Estados Unidos, que vive bajo la influencia de carteles de drogas, es escenario de otros crímenes como abuso sexual, homicidios, secuestro y tráfico de personas. Allí, es alto el número de personas que mueren en la travesía. La cifra, aun, puede ser mayor porque no hay control de quien pasa, ya que la mayoría busca rutas controladas por los narcotraficantes. La mayoría de los casos son registrados como desaparición. Hay también, innumerables casos de menores no acompañados en la frontera entre Estados Unidos y México, sobretodo en la parte de Texas. En 2016, fueron detenidos más de 54 mil menores solos y más de de 68 mil familias en la región.
Entre los menores “solitarios”, hay una parte que ha nacido en Estados Unidos y que viaja a México con el fin de visitar familiares que fueron deportados o también para llevar valijas al país. También hay registro de niños perdidos que no logran concluir el viaje ni regresar o reencontrar a los familiares. Los niños en la frontera también son susceptibles a ser reclutados por los carteles de drogas y explotación sexual.
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En México, una persona desaparece cada dos horas - Instituto Humanitas Unisinos - IHU