19 Janeiro 2017
La condena en Roma contra ocho exmilitares latinoamericanos por su responsabilidad en el asesinato de ciudadanos italianos en el marco de la más sangrienta operación represiva en el continente reabre el debate.
El reportaje es publicado por dw.com, 17-01-2017.
El cóndor andino es el pájaro más grande del planeta. Su presencia se extiende desde el Cono Sur hasta prácticamente el nacimiento del Amazonas a lo largo de toda la cordillera de Los Andes. En 1975, este ave, todo un símbolo nacional para varios países de la zona, dio nombre a una operación de coordinación entre los servicios secretos de las dictaduras militares en Chile y Argentina, a los que se sumaron los de Bolivia, Paraguay, Uruguay y, posteriormente, Brasil.
El Plan Cóndor, cuya organización estaba auspiciada por Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría contra el comunismo internacional, fue una operación para controlar y aniquilar a la oposición política de izquierdas a lo largo de toda Sudamérica. Su aspecto quizá más conocido para conseguirlo fueron los conocidos como "vuelos de la muerte". Los disidentes eran lanzados de gran altura al mar, todavía vivos pero sedados, desde aviones militares que, supuestamente, debían darles "traslado", denominación en clave de esas operaciones.
El cóndor es, además, el ave que más vuela, pudiendo elevarse hasta los casi siete kilómetros de altura. Es, también, un ave que, por una malformación congénita, es muda. Las operaciones del Plan Cóndor debían ser secretas, aunque el número de víctimas (y de verdugos), hizo que este extremo resultara imposible. En 1992, el activista paraguayo Martín Almada, siguiendo el rastro de un preso político para una investigación judicial, dio con los conocidos como 'Archivos del Terror': un registro de las comunicaciones entre los servicios de inteligencia de Paraguay con los de los países involucrados. Es la mayor prueba documental de las atrocidades cometidas.
El archivo desvelaba, además de la participación esporádica de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú, las torturas y los métodos empleados, el saldo del Plan Cóndor en el país: 50.000 asesinados, 30.000 desaparecidos y 400.000 encarcelados.
"Estos documentos, 700.000 páginas, fueron utilizados en otros países, como por ejemplo en Argentina", explicó a Efe en diciembre Almada, quien se queja de que en su país, en cambio, no se han llevado a cabo juicios similares al que en junio pasado condenó en Buenos Aires a penas de hasta 25 años de prisión a quince militares. Ahora intenta que sea la Corte Interamericana de Derechos Humanos quien investigue la ramificación paraguaya del caso.
En Italia se ha conocido hoy la sentencia a cadena perpetua contra ocho exmilitares (de los 27 acusados inicialmente) por su participación en el asesinato de italo-latinoamericanos en el marco de la Operación Cóndor. El argentino Beinusz Szmukler, presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Americana de Juristas, explica a DW que "en materia de Justicia Universal son competentes tanto el país en el que se comete el delito como, para algunos ordenamientos jurídicos, al que pertenece la nacionalidad de las víctimas". Y considera que, aunque no hayan estado presentes en el juicio, Italia puede pedir la extradición de los condenados.
Erika Henningf, diectora de la asociación chilena Londres 38 Espacio de Memorias, valora "toda iniciativa tendente a hacer justicia", aunque recuerda en declaraciones a DW los resultados de un caso similar juzgado en Francia en relación con desaparecidos franco-chilenos: "En Chile fue imposible, no ya hacer cumplir, sino comunicar siquiera la condena a los condenados". Critica que la investigación en su país, por ejemplo, es muy fragmentaria. "Y las condenas son mucho menores, en relación con la gravedad de los hechos".
Para Szmukler "gran parte de las responsabilidades en el caso de la Operación Cóndor, nacionales e internacionales, incluyéndo el papel de la CIA y los Estados Unidos, fueron esclarecidas en el juicio cebrado recientemente en Buenos Aires". Aunque matiza que no es un caso cerrado ya que se han recurrido varias de las sentencias. Henningf considera que no se podrá cerrar judicialmente el caso con un mínimo de justicia, hasta que "no quede ningún cabo suelto ni ningún responsable en libertad".
Ambos están de acuerdo en que cada investigación judicial desvela nuevos delitos que deben ser investigados. Muchos de los acusados en el juicio celebrado en Roma habían fallecido ya. O lo hicieron durante el proceso. El último, apenas un mes antes de conocerse la sentencia. "Ese es un tema en el que hemos venido insistiendo, la impunidad biológica: se mueren los culpables de los crímenes, así como los testigos y las víctimas supervivientes", explica Henningf. El cóndor es también una de las aves, carroñera, por más señas, más longevas.
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La larga sombra del Plan Cóndor - Instituto Humanitas Unisinos - IHU