El próximo domingo celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad; la Iglesia nos invita a volver nuestro corazón a la fuente de la vida y del Amor.

El comentario del evangelio de la Liturgia del Domingo 22-05-2016 es elaborado por María Cristina Giani, Misionera de Cristo Resucitado.

Evangelio de Juan 16,12-15 

“Aún tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para ustedes por ahora.
Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. El no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir.
El tomará de lo mío para revelárselo a ustedes, y yo seré glorificado por él.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío para revelárselo a ustedes”.

A continuación, el comentario.

Frente al misterio de Dios Uno y Trino, no alcanzan las palabras, solo resta el silencio y la adoración.

Pero en nuestra búsqueda constante de comprensión, las palabras del poeta y pastor estadunidense Amos Wilder señalan un camino para adentrarnos en este misterio: “Antes del mensaje debe haber una visión, antes del sermón, el himno, antes de la prosa, el poema”.

Entonces nos podemos preguntar: “Cuál es la visión que el evangelio de hoy nos presenta? Volvamos a leerlo, buscando recrear con nuestra imaginación el diálogo catequético que Jesús tiene con sus amigos.

En primer lugar Él se muestra como un buen maestro, pedagogo, conocedor de la capacidad de sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para ustedes por ahora”.

Pero Jesús cuenta, en su catequesis, con el auxilio del Espíritu Santo, es El quien va a ayudar a la comunidad a comprender la grandeza del misterio de Dios: “el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad”.

Las palabras que Jesús dice a continuación nos introducen en la relación de amor entre Él, el Espíritu Santo y el Padre, que tiene a la comunidad cristiana como última destinataria: “revelárselo a ustedes”.

Es increíble que el diálogo de la Trinidad no es cerrado entre las tres Personas Divinas, sino que está abierto a nosotros! Dios Trinidad nos quiere hacer partícipes de su diálogo de amor, de vida en plenitud.

En dos ocasiones el evangelista dice que el Espíritu nos anunciará, nos revelará todo lo que recibe de Jesús, que por su vez recibe todo del Padre. Por eso podemos decir que la misión del Espíritu Santo es hacernos entender desde lo hondo de nuestro corazón el misterio de “relacionalidad”, de comunión de Dios Amor, en el cual existimos y vivimos.

Dios es comunión, es comunidad de amor, es danza amorosa de relaciones de igualdad en la diferencia, de gratuidad desbordante, generadora y defensora de la vida en todas sus manifestaciones.

Somos creados para vivir en esta danza de relaciones con Dios, con los otros, con todo lo creado, con nosotros mismos...pero que lejos estamos de danzar harmoniosamente, pacíficamente.

Nuestras relaciones sufren diferentes tipos de enfermedades: falta de respeto al diferente, desigualdad, violencia, que no nos permiten seguir el ritmo vivificante de la comunión. Porque ellas no están abiertas gratuitamente, desinteresadamente al otro, a la otra, son relaciones cerradas sobre nuestros propios intereses, son autorreferenciales!

Cuánto precisamos que el Espíritu nos ilumine, nos enseñe a vivir, a danzar como Dios Uno y Trino, al compás de la música del Amor (1Cor 13,1-9). Por eso la mejor manera de celebrar la Solemnidad de la Santísima Trinidad es vivir el amor en lo cotidiano, en el compromiso eclesial, social y político.

“Antes del mensaje debe haber una visión, antes del sermón, el himno, antes de la prosa, el poema”. Cuál es el mensaje que esta “visión”, imagen de la Trinidad nos comunica?

Escultura: “La Trinidad Misericordiosa” de Hna. Caritas Müller

Pidamos juntos el don del Amor

“El amor es paciente;
el amor es amable;
el amor no sabe de envidia;
el amor no es fanfarrón;
no se pavonea de su propia importancia;
jamás pierde la gracia en el camino;
no reclama sus derechos; no se inflama de ira;
no almacena recuerdos de ofensas recibidas;
no se complace en la injusticia;
se regocija con la verdad;
todo lo puede aguantar;
confía ilimitadamente;
nunca deja de esperar;
lo soporta todo con entereza triunfante.
El amor no falla nunca”.

1 Cor 13,4-8

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