19 Setembro 2020
Joan Alsina. Chile, †1973.
Sacerdote misionero español, asesinado por la policía de Pinochet, mártir del pueblo chileno. Nació el 28 de abril de 1942 en Castelló d’Empuries (Gerona, España). Estudió en Cataluña y Madrid y partió para Chile, donde llegó el 30 de enero de 1967 con el compromiso de trabajar durante 10 años en este país según su carisma: la evangelización en el mundo obrero, en pleno auge del Concilio Vaticano II.
En 1970 comparte el trabajo parroquial con el de empleado del Hospital del Puerto, en San Bernardo, siguiendo las propuestas de Medellín de opción por los pobres. En 1972 se traslada a Santiago, donde también trabaja en un hospital, el de San Juan de Dios. El golpe militar sorprende a Joan como Jefe de Personal del hospital. Los días 11, 12 y 13, con motivo del toque de queda, organiza con los médicos, enfermeras y personal de servicio que quiso quedarse voluntariamente un plan para atender a los enfermos y heridos. Su presencia anima a todos y constituye un ejemplo de solidaridad y caridad cristiana que impacta a todos. El 14 de septiembre un piquete militar llega con gran prepotencia al hospital y el portero con la mayor buena fe les dice: «No pueden pasar porque no es hora de visitas». El militar reacciona violentamente y al instante le entierra una bayoneta en el pecho. Las enfermeras que lo vieron corrieron a curarlo pero él les contestó: «No sacan nada con curarlo porque esta misma noche dormirá debajo del agua». Al día siguiente el cadáver de Carlos Ibáñez se encontró flotando en las aguas del Mapocho. Ese mismo día Joan vuelve a San Bernardo extenuado, se ducha, celebra Misa y cuenta a sus hermanos cómo está la situación y decidió regresar al hospital; a pesar de las recomendaciones, y respondió: «Hay momentos en la vida en que hay que jugarse el todo por el todo y si me necesitan allá estoy». El día 16 una patrulla militar ingresa de nuevo en el hospital llevándose a varios obreros. Siete fueron los compañeros de Joan asesinados. Vuelven a recomendarle que no regrese, pero él está sufriendo por no estar allá, y constantemente recuerda el pasaje evangélico que dice «Estuve enfermo y me visitaste». El 17 va a la Vicaría y deja dicho: «Vuelvo al hospital. Si me detienen, quiero que la Iglesia no haga nada por mí porque quiero correr la misma suerte de los trabajadores». A estas alturas ya había recibido varias amenazas de muerte. El día 19 llega a la una al hospital y se incorpora a su trabajo y, como él lo previó, al poco rato llega un piquete de soldados preguntando por él. Es detenido un presencia de sus compañeros y de un culatazo en el estómago lo botan al suelo y lo dejan sin sentido. Como a las tres de la tarde es transportado junto a otros detenidos en un vehículo del Ejército al internado Barros Arana, que sirve como lugar de reclusión. Esa misma noche es fusilado. Según cuenta el soldado que lo fusiló, cuando lo sacó del furgón donde los trasladaban y se disponía a vendarle los ojos, Joan le dijo: «Por favor, no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón».
TESTAMENTO ESPIRITUAL
18/9/73
¿Por qué?
- Habíamos querido poner vino nuevo en odres viejos y nos hemos quedado sin odres y sin vino... de momento.
- Se nos ha terminado el camino, hemos abierto el sendero y ahora estamos en las piedras... ¿Seguiremos caminando los que todavía quedamos? ¿Hasta cuándo? Ojalá encontremos árboles para ampararnos de las balas.
- Ninguno de los que mojaron el pan en las ollas de Egipto verá la tierra prometida sin pasar antes por la experiencia de la muerte (Froom).
- Ya no hay profetas entre nosotros, solamente el becerro de oro. Ex. 32, 1-6.
- No falta nada desde hace dos días. Y como no podemos hablar, tragamos saliva. Y añoramos el pan seco, compartido entre sonrisas.
- No habíamos entendido aquello de San Pablo: «Todos seremos probados al fuego» y ¡cuánta paja se ha quemado! ¿Dónde están ahora los que querían llegar hasta las últimas consecuencias?
- EE.UU. nos había permitido jugar un juego tan vergonzoso, con unos márgenes tan limitados, que nosotros mismos nos hemos asqueado. Santa Democracia, pray for us.
- El Verbo se iba haciendo carne y esto no lo aguantamos. Es el escándalo de la cruz. No lo hemos aguantado nunca. «Respetaremos todas las ideologías»... mientras no se atrevan a hacerse carne o realidad. Y si se atreven, las haremos carne y sangre masacrada.
¿Y ahora?
- Son muchos los que han sido señalados y purificados. «Setenta y dos», dicen las cifras. Cuarenta mil eran en el Éxodo. Y aquí también, de uno y de otro lado, ¿qué importa? Es pueblo, tropa, da lo mismo. «Haremos un país nuevo, libre, independiente». ¿Otras voces y otros ámbitos? No, ls voces son las mismas, y la dialéctica también...
- ¿Llegaré a casa? Este me mira. El otro me puede arrestar. Ganas de esconderme. Depender de una clave, de una voluntad, de una intuición, de una «confesión arrancada». Sudor frío... caliente. Una pequeña pieza, sola, saber lo que haré, sino lo que me harán y lo más doloroso, ¿por qué? Eso es la inseguridad y la conciencia de la inseguridad del miedo. Ahora entiendo a Raimon cuando nos habla de la lucha contra el miedo.
- Y siguen los disparos. De noche sobre todo. ¿Quién contra quien? Pueblo, pueblo, pueblo, de un lado y de otro. Ellos o están muertos o huyen, o están arriba. ¡Estrategias, bandos, declaraciones! Y el pueblo yace dormido o muerto.
- Y la impotencia... La sangre que hierve... Las palabras que no salen... Y pensar que palabras y hechos están condenados al polvo, a la sangre y a la carne aplastada y masacrada.
- ¿Y nuestra Santa Madre...? No se puede improvisar. El equilibrio sólo sirve en tiempos de «paz»?
Esperanzas
- «Si el grano de trigo no muere nunca da fruto». Jn. 12, 24.
- Es terrible una montaña quemada, pero es de esperar que de la ceniza húmeda, negra, pegajosa, vuelva a brotar la vida.
- La vida la descubrimos cada día. A cada minuto descubrimos el valor de los pequeños gestos de cada momento: la sonrisa en la calle triste, la voz amiga –en clave– al teléfono, la preocupación por el caído, la mano que se alarga, el que se atreve a esbozar un chiste...
- Para captar el sentido de las cosas pequeñas es necesario alejarse o que nos alejan de ellas.
- Ahora entiendo aquello de San Pablo: «La caridad no se hincha», la verdadera es clandestina, porque es el Verbo hecho carne.
- «Vamos de acá para allá como ovejas llevadas al matadero».
- «En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu».
- No es literatura. En momentos de riesgo hay que emplear los símbolos. De otra forma no nos podríamos expresar.
- Esperamos vuestra solidaridad. ¿Entendéis ahora lo que significa el Cuerpo de Cristo? Si nosotros nos hundimos es algo de vuestra esperanza la que se hunde. Pero si de las cenizas asumimos la vida de nuevo, es algo que nace de nuevo en nosotros.
- Adiós. Él nos acompaña siempre dondequiera que vivamos.
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19 de setembro de 1973 - Instituto Humanitas Unisinos - IHU