27 Outubro 2016
"Lebret fue pionero -junto al economista François Perroux, promotor de los polos de desarrollo- de un nuevo enfoque del planeamiento urbano y territorial, y elaboraron la visión fundacional de la Economía Humana buscando "el desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres". Este objetivo del desarrollo será propuesto repetidamente por Lebret y asumido expresamente por Pablo VI en la encíclica Populorum Progressio (1967)", escribe Eloy Mealla, licenciado en Filosofía con Posgrado en Cooperación y Desarrollo, en artículo publicado por Religión Digital, 26-10-2016.
Vea el artículo abajo.
Se cumplen 50 años del fallecimiento de Louis-Joseph Lebret (1897-1966), fundador de Economía y Humanismo, corriente surgida en Francia a mediados del siglo XX que buscaba superar el economicismo imperante en la naciente teoría del desarrollo.
Louis-Joseph Lebret era oriundo de Bretaña, cerca del puerto de Saint Malo. En su juventud había sido oficial de Marina. Cursó ingeniería en la Escuela Naval de Brest y fue instructor en la Academia Navaly; entre otros destinos, se desempeñó en el Líbano. En 1923 ingresó en la Orden de los Predicadores (dominicos).
Impulsó la organización cooperativa y la sindicalización de pescadores en Bretaña, acercándose paulatinamente a una concepción integral del desarrollo. En 1941 fundó en Marsella el centro de investigación y acción Economía y Humanismo, realizando estudios de planeamiento urbano y habitacional, primero en Lyon, y luego en otras ciudades francesas.
Estas actividades fueron continuadas en París por el Institut International de Recherche et de Formation en vue du Développement Harmonisé (IRFED). Allí empezaron a brindarse cursos regulares basados en los métodos y técnicas de investigación sobre planificación del desarrollo diseñadas por Lebret, ofrecidos a líderes políticos y técnicos, especialmente provenientes de los llamados países subdesarrollados y pos-coloniales de América latina, África, Oriente Medio y Asia.
Entre los argentinos que participaron se destacan Floreal Forni, Federico Lannes, Julio Neffa, Alberto Diéguez, Angélica Bonnahon, Ezequiel Ander-Egg y otros.
Junto con Henri Desroche, miembro también de Economía y Humanismo, participó activamente en el intenso y desafiante diálogo católico-marxista de esos años. Otro colaborador muy cercano fue el dominico Jacques Loew, destacado "cura obrero" en el puerto de Marsella.
(Foto: Religión Digital)
Asimismo Lebret brindó asesoramiento a diversos gobiernos, tanto en el plano de las formulaciones conceptuales como de la práctica, logrando elaborar herramientas innovadoras para la investigación y puesta en marcha de programas de desarrollo en Latinoamérica, especialmente en Brasil, Perú, Chile y Colombia, en el Líbano y Vietnam, y en varios países africanos.
Se integró en 1953 a un grupo de alto nivel dentro de la Organización de las Naciones Unidas para establecer los "Niveles de Desarrollo en el Mundo". Recorrió varias veces América latina y bajo su impulso se creó la Sociedade para Análises Gráficas e Mecanográficas Aplicadas aos Complexos Sociais (SAGMACS) que funcionó entre 1947 y 1964 en San Pablo.
También bajo su inspiración se fundó en Montevideo en 1957 el Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH), hoy instituto universitario, desde donde surgió uno de los principales aportes sobre el desarrollo local y de prácticas de intervención social para nuestra región. Por esos años, en compañía del médico brasileño Josué de Castro, impulsó una campaña internacional para luchar contra el hambre y las desigualdades.
Lebret estuvo en la Argentina al menos en dos oportunidades (1947 y 1965). Su influencia se institucionalizó sólo fugazmente, aunque impactó en un buen número de intelectuales y profesionales entre los que sobresalen sociólogos, economistas y arquitectos como Luis Morea, Jorge Enrique Hardoy, Alberto Ricur, Ramón Gutiérrez, Adolfo Buscaglia, Julio Neffa, Luis Roggi, Floreal Forni, Gonzalo Cárdenas, entre otros. También algunos, como Atilio Borón y Ezequiel Ander-Egg, mencionan a Lebret en las trayectorias de sus biografías intelectuales y laborales.
Constituido en 1963 el Centro Argentino de Economía Humana (CAEH), con una existencia efímera debido en gran parte a que varios de sus miembros, profesores de la Universidad de Buenos Aires, debieron emigrar o alejarse de la vida académica a raíz de la intervención de la UBA por Juan Carlos Onganía en 1966.
Por caso, Luis Morea, subdirector del Centro de Investigaciones de la Vivienda de la Facultad de Arquitectura (1964-66) en los temas de Condiciones de Habitabilidad de Vivienda. Morea, volcado también a una intensa vida política, integraba el Equipo de Vivienda de la Democracia Cristiana y lideró en su momento la oposición al Plan Bonet de la Revolución Libertadora que pretendía demoler el barrio de San Telmo en Buenos Aires y erigir enormes monoblocks corbuserianos.
Otros integrantes del CAEH se centraron en el análisis de las condiciones de vida de los "barrios provisorios" de erradicación de villas de emergencia que había realizado la Revolución Libertadora entre 1956 y 1958. Forni y Neffa, junto con Gonzalo Cárdenas -referente luego de las llamadas Cátedras Nacionales en la UBA- brindarán cursos de formación en la CGT, y serán más tarde protagonistas en la fundación del CEIL- CONICET (Centro de Investigaciones Laborales).
(Foto: Religión Digital)
Lebret fue pionero -junto al economista François Perroux, promotor de los polos de desarrollo- de un nuevo enfoque del planeamiento urbano y territorial, y elaboraron la visión fundacional de la Economía Humana buscando "el desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres".
Este objetivo del desarrollo será propuesto repetidamente por Lebret y asumido expresamente por Pablo VI en la encíclica Populorum Progressio (1967).
En efecto, Pablo VI lo cita expresamente: "El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre. Con gran exactitud ha subrayado un eminente experto: «Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera»" (PP 14).
Se impone un "desarrollo integral" y una economía al servicio del hombre. Precisamente "desarrollo integral" era el concepto sobre el cual se asentaba toda la obra de Lebret. Recientemente, esta perspectiva se ha visto confirmada con la llamada de Francisco al cuidado de la creación mediante un desarrollo sustentable.
Además hay que indicar que Lebret perteneció al grupo brillante de una generación que renovó la relación Iglesia-mundo expresada en el Concilio Vaticano II, y, en ese sentido, hay que recordar que fue perito conciliar con especial participación en la confección de la constitución pastoral Gaudium et Spes. Las nuevas perspectivas teológicas que así se abrieron generaron una revisión del catolicismo social o "acción social católica".
En este contexto, se insertaría el aporte de Lebret, que pretende, como ya dijimos, superar el exclusivismo económico de las tesis desarrollistas, proponiendo el "modelo de desarrollo integral y armonizado".
(Foto: Religión Digital)
Tal vez su relativa muerte temprana le impidió advertir el fracaso de los programas desarrollistas y la comprensión del subdesarrollo en términos de una conflictiva dependencia interna y externa. Estos aspectos serán explicitados por la conciencia eclesial en Medellín (1968) y poco después por Gustavo Gutiérrez con su Teología de la Liberación (1971), imprimiendo un giro espectacular al debate teológico y al accionar de la Iglesia latinoamericana, con repercusiones hasta el día de hoy en la Iglesia universal.
Ahora bien, Lebret no alcanzó a terciar en estos nuevos rumbos pero sí logró preparar el camino en forma precursora. Recordemos que estuvo muy cerca del diálogo entre marxistas y cristianos en Francia, y por eso muchos lo ubican como un precursor de la Teología de la Liberación.
Retomando su decisiva contribución a la redacción de la encíclica Populorum Progressio, hay que destacar que con ella se abre un ciclo temático sobre el desarrollo en el magisterio social de la Iglesia cuya última actualización la encontramos en la encíclica Laudato si' del Papa Francisco.
En efecto, Juan Pablo II, en la Sollicitudo Rei Socialis, al conmemorar en 1987 los veinte años de la Populorum Progressio, afirma el ensanchamiento del abismo y aceleración de las diferencias Norte-Sur, y ya no sólo la contraposición Este-Oeste. A su vez, Benedicto XVI publicó Caritas in Veritate (2009), a poco más de cuarenta años de Populorum Progressio, volviendo a hacer un nuevo balance de la concepción del desarrollo, pero ya sumidos en plena vigencia del proceso de globalización y en un mundo policéntrico. En ese cauce cincuentenario hay que ubicar la Laudato si' de Francisco, que puede ser entendida como el discernimiento cristiano ante el "desarrollo sustentable" y la cuestión ecológica.
Llama la atención que en su carta Francisco menciona y rescata autores de gran peso teológico como Romano Guardini (1885-1968), también perteneciente a la pléyade de excelentes teólogos que preparó y contribuyó a la realización del Concilio, pero no lo haga con Lebret, que específicamente, también en forma pionera -interrogándose sobre "el suicidio de Occidente"- alertaba sobre los límites del crecimiento economicista que nos conduciría a una situación ecológica y social insostenible como la que hoy estamos constatando.3
(Foto: Religión Digital)
A modo de conclusión, el pensamiento y la obra de Lebret pueden ser entendidos como un puente entre los últimos y mejores tramos del catolicismo social clásico, y el comienzo de una mirada más crítica y estructural del desarrollo, en una perspectiva y abordaje interdisciplinar, que pueden inspirar una tarea todavía pendiente en nuestra región.
Además Lebret y sus seguidores fueron capaces de trascender el ámbito eclesial y proyectarse en la esfera pública e internacional. Pese a cierto olvido y discontinuidad, a cuyas razones estamos abocados en una investigación en curso, consideramos que hay un núcleo de su pensamiento y de su práctica que permanecen vigentes.
La relectura de los postulados de Economía y Humanismo y el acumulado de experiencia hasta el presente pueden inspirar un renovado modo de pensar y actuar, especialmente a profesionales y estudiosos de diversas disciplinas, en pro de un desarrollo integral, humano y sustentable, atentos al "cuidado de la casa común" al que exhorta hoy el Papa Francisco.
1. Posiblemente el estudio más completo sobre Lebret: Pelletier, Denis, Economie et Humanisme. De l´utopiecommunitaire al combatpour le tiers-monde, LesÉditions du Cerf, Pais, 1996. Ver también bibliografía completa de Lebret, y las publicaciones de Economía y Humanismo en: http://www.lebret-irfed.org
2. El texto citado por Pablo VI es: L. J. Lebret. O. P., Dynamiqueconcrète du développement, París, Economie et Humanisme, Les EditionsOuvrières, 1961, pág. 28.
3. Lebret, L.-J. ¿Suicidio o supervivencia de occidente?, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1968. Original francés, 1958.
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L. J. Lebret, pionero de otro desarrollo - Instituto Humanitas Unisinos - IHU